Las 108 familias que habitan en los números 5 y 7 de la calle Cuatro Amigos viven, desde la pasada Semana Santa, un auténtico calvario. Desde que se iniciaran los trabajos en el intercambiador de Plaza de Castilla, los edificios donde viven han comenzado a sufrir alteraciones, temen que las máquinas de estas obras “hayan tocado lo que no deben”.
Los vecinos han contado hasta 250 grietas en distintas partes del inmueble, gran parte de ellas en el garaje y la fachada; aseguran que los edificios tienen 25 años y nunca habían sufrido problemas de fisuras hasta ahora. “Da miedo pensar que una noche que estemos acostados se venga la casa abajo y nos mate a todos”, afirma Rafael García-Bernal, vecino y afectado.
Por todo ello, los inquilinos de estos dos edificios del distrito han presentado tres escritos ante la Junta Municipal, con la intención de que los técnicos supervisen la evolución de las grietas. Sin embargo, aseguran no haber recibido respuesta alguna por parte del ejecutivo. Por su parte, la empresa constructora implicada en las obras, Dragados, hace caso omiso de las peticiones de los vecinos, según ellos mismos.
Esta es la razón que los ha llevado a crear una comisión de vecinos y así, insistir por la vía legal, hasta que los responsables solucionen su problema. Una denuncia dirigida a tal empresa constructora y al Consorcio Regional de Transportes, entidad que dio la autorización de las obras.