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Pío Baroja, in memóriam

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Pío Baroja y Nessi nació en San Sebastián, el día de Inocentes de 1872, en el seno de una familia con inquietudes artísticas y culturales. Su padre era ingeniero de Minas y se vio obligado a cambiar de residencia constantemente. Pío concluye el  Bachillerato en el Instituto de San Isidro de Madrid, y en esta ciudad comienza la carrera de Medicina que acabará en Valencia, donde a la sazón se había trasladado la familia. Tras obtener en 1894 el Doctorado en Madrid con la Tesis: "El dolor: estudio psico-físico",  ejerce de médico en Cestona, alrededor de un año. En este municipio guipuzcoano escribe su primer libro, "Vidas sombrías" (1900), que llamará la atención de Azorín, Pérez Galdós y Unamuno. Precisamente fue el catedrático de Salamanca quien mostró más interés por conocer al joven médico. Alentado por el inesperado éxito de su obra, Pío Baroja regresa a la Capital y se hace cargo de la dirección de la tahona Viena Capellanes, propiedad de su tía Juana Nessi. Con este empleo obtenía ingresos equivalentes a los que ganaba como médico, y podía disponer del tiempo suficiente para trabar amistad con los hombres más relevantes del mundo de las Letras. El circunstancial empleo de panadero hizo que Baroja fuera objeto de algunas chanzas, como la manifestada por Rubén Darío cuando fue requerido para que expresara la opinión que le merecía el escritor donostiarra: "Baroja es un escritor con mucha miga". Pío le  replicó: "También Darío es escritor de mucha pluma: se nota que es indio".

En 1902 cambia de residencia a la calle Mendizábal 34 y se dedica de forma intensa a la producción literaria, que al final de su vida llegó a superar el centenar de obras. No es posible efectuar un análisis pormenorizado de ellas, debido a la limitada extensión de este artículo. Sí cabe resaltar que la novela barojiana es original, amarga y fuerte, y que sus personajes son inadaptados de la sociedad, aunque muy sensibles: vagabundos, aventureros y cínicos. La narrativa, es el género que cultivó con más extensión, si bien también escribió ensayo, teatro, lírica y biografía. El propio Baroja agrupó su obra en diez trilogías: Tierra vasca, La lucha por la vida, El pasado, El mar, La Raza, Las ciudades, Agonías de nuestro tiempo, La selva oscura, La juventud perdida y La vida fantástica. Me ceñiré a comentar las dos primeras.

Comienza Tierra vasca con la novela "La casa de Aizgorri", que vio la luz en el año 1900. Luego seguirían "El mayorazgo de Labraz" (1903) y "Zalacaín el aventurero" (1909), la más divulgada de las tres por haberse llevado al cine y ser libro de lectura recomendada en varios centros docentes hispanoamericanos y en la Universidad de la Sorbona. Baroja expresa su convencimiento, a través de los personajes, de que el origen de la persona influye en su forma de ser.

Quizá sea La lucha por la vida, la trilogía de más éxito. En el año 1904 publicó las dos primeras novelas: "La busca" y "Mala hierba", y al año siguiente  "Aurora roja". El protagonista de las tres novelas es Manuel Alcázar, un joven huérfano que llega a Madrid para estar junto a su madre, empleada en la lúgubre pensión de doña Casiana. El infortunado Manuel cae en el mundo depravado y miserable de la vida que le rodea, hasta llegar a ser un delincuente. Baroja alcanza en "La busca" el más alto grado de maestría descriptiva. Desarrollada en los barrios bajos de Madrid, la obra está salpicada de coloquios vulgares, donde quedan de manifiesto los tres elementos que el autor aplica de forma magistral: verdad, sinceridad y sencillez.

Pío Baroja hizo dos incursiones en el campo de la política, probablemente influido por Azorín: concejal en el Ayuntamiento de Madrid y diputado por Fraga (Huesca). Como era de esperar en un hombre rebelde ante la imposición de consignas políticas y de carácter huraño, ambas desembocaron en clamorosos fracasos, sin que ello le supusiera quebranto moral. En 1935 es nombrado miembro de la Real Academia Española de la Lengua, pero apenas asiste a las sesiones de la Docta Casa por discrepancias con algunos de sus miembros. La Guerra Civil sorprende a Baroja en la casa que adquirió en Vera de Bidasoa y decide viajar a París, en donde vivirá los primeros meses del conflicto, junto a Marañón y Azorín, hasta que regresa en 1937. Una vez finalizada la contienda, fija su residencia en la calle Ruiz de Alarcón 12 de Madrid.

Miembro destacado de la llamada Generación del 98, no estuvo exento de críticas por parte de los puristas de nuestro idioma, que le acusaron de emplear una sintaxis poco acorde con los preceptos académicos. Varios años fue propuesto para el Premio Nobel de Literatura, pero no lo consiguió. Sí obtuvo la admiración del Nobel de 1954, Ernest Hemingway, quien visitó al decumbente maestro unos días antes de su muerte: "Ya que no le concedieron el Premio Nobel, le traigo unos calcetines y un jersey para que se caliente" -le dijo al entrar en el dormitorio. Luego le regaló un libro. En la dedicatoria, Hemingway manifiesta ser alumno del autor español. Pío Baroja murió el 30 de octubre de 1956. Camilo José Cela nos dejó escrito que el cadáver del escritor fue bajado, desde el piso 4º-izqda, por Val y Vera (su fidelísimo amigo), Miguel Pérez Terrero, Eduardo Vicente y Camilo José Cela. También comentó Cela que durante el cortejo comenzó a llover, y la mala calidad del barniz aplicado a la madera del ataúd hizo que destiñera y manchase su traje.    

Al cumplirse el medio siglo de la muerte de Pío Baroja, el Museo de la Ciudad de Madrid nos brinda la oportunidad de recordar su vida y obra, merced a la interesante exposición que podrá ser visitada hasta el 3 de diciembre de 2006.

 

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