La guerra en Ucrania ha conmocionado al mundo y ha generado una profunda crisis humanitaria. Para comprender mejor la complejidad del conflicto, es crucial analizar las perspectivas de las dos partes principales: la Casa Blanca y el Kremlin.
La posición de la Casa Blanca ha sido inmediata al condenar la invasión: La Casa Blanca considera la invasión rusa como una flagrante violación del derecho internacional y una amenaza a la seguridad regional, donde ha mostrado su apoyo a Ucrania, brindando total asistencia militar, económica y humanitaria para fortalecer su capacidad de defensa y aliviar la crisis humanitaria.
Esto además ha venido acompañado de sanciones a Rusia en materia económica para presionar al gobierno ruso a poner fin a la guerra. El efecto no ha sido el esperado para la industria rusa en el día a día, según se ha podido analizar en el crecimiento del PIB de Rusia a lo largo de estos dos años, 2022 y 2023.
En cuanto al despliegue diplomático, la Casa Blanca ha expresado su compromiso con la búsqueda de una solución diplomática al conflicto. Esto se ha visto interferido por las próximas elecciones presidenciales a celebrar en el próximo mes de noviembre del año 2024, en las cuales no está suficientemente definido el resultado a favor del líder republicano Ronald Trump o del actual líder demócrata y presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
La posición que se argumenta desde el Kremlin es que, en materia de seguridad nacional, la invasión era necesaria para proteger su seguridad nacional ante la expansión de la OTAN y el supuesto «genocidio» de rusos en el este de Ucrania. Es de especial interés para Rusia la protección de las poblaciones rusófonas, por lo cual el Kremlin sostiene que la intervención militar busca proteger a las poblaciones rusófonas en el este de Ucrania, con una argumentación sobre la desnazificación de Ucrania que recuerda la postura histórica de las tropas ucranianas que en la Segunda Guerra Mundial apoyaron la invasión nazi por Alemania de Adolf Hitler. La narrativa rusa presenta la guerra como una operación para desmilitarizar y desnazificar Ucrania.
Una pieza esencial y estratégica para el futuro de la defensa geoestratégica de Rusia, e inamovible, es la soberanía sobre Crimea. La anexión de Crimea se considera irreversible desde la perspectiva rusa y su reconocimiento sería un punto de partida fundamental para cualquier negociación a la que Rusia no cedería por la defensa marítima de su flota en el Mar Negro.
En cuanto a los puntos de convergencia, observo por ambas partes el tema especial y trascendental de la seguridad y su preocupación por la seguridad regional. En donde la necesidad de una solución pacífica exige un consenso sobre la necesidad de alcanzar una resolución pacífica al conflicto.
En mi análisis sobre los puntos de divergencia, sobresale explícitamente la legitimidad de la invasión. La Casa Blanca condena la invasión, mientras que el Kremlin la justifica como una medida necesaria, por lo anteriormente expuesto. Esto se manifiesta en la responsabilidad por la crisis expresada por ambas partes. Existe una profunda divergencia en cuanto a la responsabilidad por la crisis humanitaria, lo cual no impide expresar serias dudas sobre el futuro territorial integral de Ucrania. Las visiones sobre el futuro de Ucrania y sus relaciones con Occidente son diametralmente opuestas.
La posible propuesta para la paz deberá contemplar, en mi modesta opinión, el reconocimiento de la soberanía de Rusia sobre Crimea, una pieza indispensable y estratégica con la cual comenzó esta guerra sin ninguna duda, y con la que cualquier analista internacional estará de acuerdo con mi tesis. El reconocimiento de Crimea como parte de Rusia sería un punto de partida fundamental para cualquier negociación. Esto deberá ir acompañado de la neutralidad de Ucrania, comprometiéndose a mantener una postura neutral en materia de política exterior y a no unirse a la OTAN.
En cuanto a la autonomía para las regiones de Donetsk y Luhansk, se debería garantizar un alto grado de autonomía para las regiones de Donetsk y Luhansk, con el fin de proteger los derechos de las poblaciones rusófonas. No olvidemos el referéndum de integración que fue aprobado por un elevado número de votantes de ambas regiones.
Sobre la retirada de las fuerzas militares calificadas como tropas de ocupación por el presidente Vladimir Zelensky, debería ser negociada como una retirada gradual de las fuerzas militares rusas de Ucrania y se tendría que llevar a cabo de forma verificable y simultánea a la implementación de los acuerdos de paz; todo ello acompañado de un elemento esencial que será el levantamiento de las sanciones. Este levantamiento gradual de las sanciones económicas impuestas a Rusia se realizaría a medida que se cumplan los diferentes puntos del acuerdo de paz.
En resumen, considero que la propuesta para la paz debe ser realista y viable, tomando en cuenta las posiciones de ambas partes. Donde el proceso de negociación debe ser inclusivo y transparente, con la participación de todas las partes interesadas, y la comunidad internacional debe jugar un papel activo en la búsqueda de una solución pacífica, inteligente y creativa al conflicto. La guerra en Ucrania es una tragedia para ambos países y se requerirá un esfuerzo diplomático concertado para alcanzar una solución de paz justa y duradera que considere las preocupaciones de seguridad de ambas partes. El diálogo y la cooperación son esenciales para evitar una escalada del conflicto y construir un futuro más estable y seguro para la región.
Deseo señalar que este artículo es un análisis objetivo de la situación desde la perspectiva de la Casa Blanca y el Kremlin. No se pretende legitimar las acciones de Rusia en la guerra, sino comprender sus motivaciones y buscar soluciones de paz.
