Las crónicas de sucesos han traído a colación el término ‘grooming’: secuestros y agresiones sexuales cuyas víctimas son captadas en redes
En los últimos días han llamado la atención en la prensa madrileña dos casos de jóvenes o adolescentes que han sido supuestamente víctimas de hombres que han conocido a través de Internet o redes sociales. El caso más grave es el de Estela Cristina, de 21 años, cuya pista se perdió el 28 de enero en el aeropuerto de Barajas. Llegaba de un vuelo procedente de São Paulo y tenía que pillar otro para Granada, donde vive con su madre. Pero no lo hizo. Las cámaras de la Policía observaron que llegó a Madrid y que, tras una larga conversación telefónica, tomó el Metro.
Su madre, Cassia, ha denunciado la desaparición por todos los medios. Teme que haya sido víctima de alguna mafia de trata de personas. Define a su hija como una chica confiada e inmadura para su edad. Según me contó, Estela había conocido a gente extraña a través de apps de fans de grupos de K-Pop, bandas de música de jóvenes de Corea del Sur que actualmente hacen las delicias de adolescentes de todo el mundo. A través de esos enlaces habría conocido a un chico que supuestamente se habría enamorado de ella y con la que habría quedado en Madrid. La Policía, tras analizar el caso, descarta que se trate de mafias, pero sí cree que Estela esté retenida contra su voluntad en algún lugar desconocido.
El segundo caso que mencionaba es el de una barcelonesa de 13 años que sin avisar a su familia se marchó a vivir una presunta historia de amor con un hombre que le duplicaba la edad y que había conocido en chat de Internet. Gracias a la geolocalización del móvil, la Policía halló a la niña en un piso del madrileño distrito de Moratalaz. Se detuvo a su acompañante por abusos sexuales.
Programas que permitan filtrar sitios peligrosos
Los peligros de Internet y las redes de todo tipo no es algo nuevo. Hemos hablado en esta Crónica Negra del acoso escolar, del ‘sexting’, de la suplantación de identidad o de los robos y timos que se comenten en el mundo virtual. Pero el caso de los secuestros y las agresiones sexuales cuyas jóvenes víctimas son captadas en redes es algo muy grave que está llamando la atención a las Fuerzas de Seguridad: es lo que se llama ‘grooming’.
Los criminólogos expertos en ciberdelincuencia desvelan el ‘modus operandi’ de los sospechosos. Crean distintos perfiles y se hacen pasar por menores de edad suplantando fotos y nombres de otros adolescentes. Luego se ganan la confianza de la víctima, a las que engatusan de forma romántica u ofreciéndoles un empleo bien remunerado. Al final se citan con ellas y acaban siendo objeto de agresiones sexuales, pornografía o incluso trata.
Para evitar el ‘grooming’, los padres y profesores tienen que estar vigilantes con sus hijos y las redes. Han de evitar que publiquen información personal, como la dirección de su casa, colegio o número de teléfono móvil. Es recomendable instalar en ordenadores y teléfonos programas que permitan filtrar sitios peligrosos para los menores. Además, hay que hablar con los menores para concienciarles de los peligros de Internet y de que se cercioren de que sus amigos en redes sociales son personas son las que dicen que son, alejándose de desconocidos o gente sospechosa de cualquier tipo.
