La Justicia ha condenado a una mujer nigeriana a cinco años de cárcel por obligar a sus hermanas a prostituirse en el polígono de Marconi.
La Audiencia Provincial ha condenado a cinco años de prisión a una mujer nigeriana que obligó a sus hermanas a prostituirse en Marconi. En la sentencia, los magistrados sostienen que Sandra M. y otro individuo financiaron la llegada de las tres hermanas de la primera para posteriormente obligarlas a prestar servicios sexuales. Para ello, coaccionaban a las víctimas por medio de rituales de vudú.
Los jueces consideran probado el delito de trata de personas con fines de explotación sexual en el que incurrió Sandra M. y Pedro S.P. No obstante, el tribunal los ha absuelto de los delitos de inmigración ilegal, aborto y pertenencia a organización criminal; acusaciones que estimó oportunas la Fiscalía de Madrid.
La procesada era hermana de varias de las víctimas. Según la sentencia, los condenados mandaron dinero a otra persona en Nigeria, la cual no ha sido identificada, para afrontar los gastos que suponía trasladar a las mujeres del país africano a Madrid. De esta manera, reza el escrito, se «burlaron los controles fronterizos».
Coaccionadas mediante rituales de vudú
Asimismo, en los hechos probados se relata cómo antes de viajar a Madrid las víctimas eran sometidas a un ritual de vudú. Las mujeres juraron que no escaparían ni denunciarían los hechos y que devolverían la deuda que habían contraído por traerlas en patera a Europa. Por temor a «volverse locas» si incumplían su promesa, las afectadas se vieron obligadas a prostituirse en el polígono del distrito de Villaverde.
Con este tipo de rituales de vudú basados en prácticas supuestamente mágicas, las redes africanas logran que las víctimas acepten la plena subordinación. De este modo el proceso de captación de las víctimas es reafirmado en ceremonias de vudú. Se trata de un pacto mediante el cual el tratante se compromete a organizar el viaje y pre-financiar los gastos del mismo mientras que las mujeres prometen obediencia al tratante, pagar la deuda y no acudir a la policía ni delatar a los tratantes.
De este modo el vudú funciona como un mecanismo que garantiza la fidelidad; asimismo permite a la organización ejercer el control sobre sus víctimas simplemente a través de conversaciones telefónicas.