El proceso abierto sobre eso que algunos han dado en llamar “memoria histórica” no es más que reabrir, con ánimo tendencioso, acontecimientos felizmente superados en nuestra Transición, en nuestra Constitución y en el sentir de la mayoría de los ciudadanos, interesados en el compromiso de nuestro futuro más que en los fantasmas de nuestro pasado. Las atrocidades sufridas en nuestra ya lejana Guerra Civil fueron atrocidades cometidas por las dos partes en el litigio, Frente Popular, algunas fuerzas oponentes, chequistas sin conciencia y antagónicos sin piedad, y todo aquello quedó superado por nuestra Transición, que nos hizo el bien impagable de dejar para la historia los horrores acontecidos en aquel pasado para mirar hacia un futuro esperanzado y en paz. Ahora, sin embargo, algunos han querido regresar a las heridas del pasado y lo único que se puede encontrar transitando por ese camino es, de nuevo, el innoble propósito de reabrir viejos dolores y poner torpedos innecesarios, falsos e infundados en los propósitos de la mayoría que son los de caminar todos juntos hacia un futuro mejor. Y nada peor para ese futuro que una “memoria histórica” tejida con verdades a medias que suelen ser los ropajes de la peor irresponsabilidad.
Dejemos a la “memoria” en paz.
