Las autoridades iraníes están sometiendo a mujeres y niñas a un constante control policial y vigilancia, generando angustia en sus vidas diarias. La muerte de Mahsa Amini desencadenó protestas masivas contra el régimen, con manifestaciones lideradas por mujeres exigiendo libertad. Sin embargo, estas protestas fueron reprimidas violentamente.
Se estima que al menos 500 personas murieron y más de 22.000 fueron detenidas durante las protestas. Además, se han impuesto duras penas a quienes desafían las normas de vestimenta, como la prohibición de acceder a servicios públicos.
El Parlamento de Irán planea aprobar un proyecto de ley aún más represivo que aumentará las penas contra las mujeres que desafíen las normas de vestimenta, lo que ha generado preocupación en organizaciones de derechos humanos.