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ESO ES MUY PELIGROSO, NO SE QUIEREN ENTERAR

Las reacciones de los independentistas a la Sentencia del Supremo sobre los ya delincuentes independistas y políticos presos, reafirma que siguen sin quererse enterar de cuál es la realidad. Son ellos los que no están en la realidad y actúan sin legitimación social, ni política. No se quieren enterar y, eso, es muy peligroso. Subyugan a más del 50% de su propia población. Esa violencia sobre los otros catalanes a ellos les da igual y, encima,se hacen las victimas ante un Estado que consideran represor y ante una prensa que llaman, insistentemente, prensa española manipuladora. No se merecen compasión.

 

Lamentablemente recuerdan a lo que sucedió en Servia con Slobodan Milošević. Estamos ante una de las más rancias, peligrosas, dañinas y menos estructurantes ideologías, que nos tienen en vilo a todos los ciudadanos, en España. Y conviene que lo recuerden: nunca catalunya, por sí misma, fue independiente, es más, desde los Reyes Católicos y la configuración de ESPAÑA, como uno de los primeros Estados Nación modernos del mundo, en Europa, que culminaría con el tratado de Westfalia, ni si quisiera dentro de una estructura mayor. Y para que no nos critiquen por remontarnos al nacimiento del moderno Estado Nación español, los catalanes, hace tan sólo 40 años, ellos, ya votaron libremente. Ya votaron a favor, mayoritariamente en Catalunya, la aprobación de la Constitución del 78. Esa Constitución que define la estructura política del Estado español y que les permite utilizar la lengua catalana y gozar de una de la más amplias autonomías, que otros pueblos de Europa ya quisieran. Y lo peor es que cuando, por fin, España había superado un montón de conflictos, entre ellos ETA, con una paz social, un desarrollo económico nunca visto y una de las más modernas y garantistas democracias del mundo, vienen ellos a quejarse de los agravios, que se cometieron con Felipe V, para arrogarse un derecho a la autodeterminación, que no reconoce la legislación española, en ningún sitio.

 

Además, los partidos independentistas catalanes cada vez están menos legitimados para participar en la solución al conflicto y no están legitimados para solucionar este, que se ha convertido en un grave problema, enquistado ya, y que es causa de mucho dolor y sufrimiento, porque ya no son parte de la solución, ni parte del problema, sino que son el problema. Y no están legitimados, porque su pensamiento nada en el odio y porque las criticas a la falta de derechos en España, enmascara un fin inconfesable: su independencia. Y que no engañen a nadie: hasta que no consigan construir un Estado, no pararán. Tampoco pararán hasta anexionar Aragón, Valencia y las Islas Baleares, como en el País Vasco se desea la anexión de Navarra. No son las víctimas, sino los verdugos. No se merecen ninguna compasión por parte de nadie. No son Bambi, precisamente.

 

Nada aportan, nada, quienes, como Podemos, proponen el diálogo, fruto del buen rollo, en palabras de Artur Mas, para conseguir la paz social, paz social, porque los catalanes no nacionalistas no tienen que reconciliarse con nadie. Ya se dialogó durante la transición y como dijo Alfonso Guerra los independentistas nos engañaron y volverán a engañarnos. No hay que entrar en el discurso ideológico, sino que hay que desenmascararlos. Es lógica la reticencia del PSOE a aplicar nuevamente, sin convencer a todos o estando convencidos todos, el 155. No puede volver a ocurrir. Sólo con la violencia del Estado, se dará alas a los terroristas y lo peor, con apoyo social. Y ya sabemos lo que supuso ETA. Hay que convencer a los que se pueda, entre ellos a los catalanes que fueron liados con lo del referéndum o a los dirigentes europeos que se creyeron la bondad de Puigdemont y los suyos. Tampoco están legitimados, mejor, están perdiendo la legitimidad, partidos, que como Cs, tienen a un líder, engangrenado por el resentimiento. Hay que actuar midiendo cada paso. No se trata de vencer, ni humillar, sino de convencer o de justificar cada paso. El PP se desencamina si sólo piensa en la aplicación de la fuerza. Un Estado, con las cicatrices del Estado español, no va a ser humillado por nadie. Que no se preocupen y tampoco, si la humillación es para vencer. Nada aportan la prensa y los lideres de opinión que andan ahora con que si hubo rebelión o no, o si hubo sedición o no. Acatemos la sentencia del Supremo. No le dé más vueltas…

 

Desenmascarémosles. Pongámosles frente a sus propias contradicciones y afloremos su verdadera y finalista intención: la independencia. El presidente del Gobierno del Reino de España lo ha intuido y lo ha entendido, como se desprende de su comparecencia, inmediatamente después de conocerse, oficialmente, la sentencia del Tribunal Supremo.

 

Juan Fernando

 

Apriétatelosmachos

Madrid, 15 de mayo de 2019

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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