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Cómo engañar a España: Relato ficticio entre colegas que preparan la Transición

Por Luis Merlo Flores

Camaradas preparando la Transición: (Cualquier parecido con personas reales es pura coincidencia al tratarse de un relato imaginado)

Charla entre amigos o tal vez colegas. Santiago, Manuel, Felipe y Adolfo intercambian pareceres sobre que deben hacer en 1975.

-Felipe: Mira esa cara compungida del gilipollas de Arias.

-Santiago: No te regodees, Felipe, si fueras tú dando la noticia de la muerte de Franco, seguro que lo harías con una sonrisa de oreja a oreja.

-Felipe: Joder, Santiago, ¿Cuántos años hace que esperamos? Ya era hora.

-Santiago: Ya, pero nada podemos hacer para alterar el pasado. Ahora finalmente nos llega la oportunidad y hay que agarrarla con ambas manos.

-Felipe: Bueno eres tú para hablar de enterrar el pasado, cuando si desenterraran en Paracuellos del Jarama a toda la gente que te cargaste sin más, no tendrían más remedio que enjuiciarte por múltiples asesinatos.

-Santiago: Vamos, Felipe… ¡Eran otros tiempos!

-Felipe: Vale, pero dime en confidencia: ¿ Es verdad que tú y tus colegas les distéis a la Iglesia Católica más mártires en un par de años de persecuciones que en un par de siglos?

-Santiago: Felipe, déjalo ya. Hace muchos años de eso y hoy estamos iniciando por fin una etapa democrática en España.

-Felipe: Tienes razón, mejor dejarlo olvidado. Pero me preocupa que los homicidios no prescriban y si a alguien se le ocurre levantar el mochuelo, podrías tener un buen disgusto. Y eso no nos conviene.

-Santiago: Mira, Felipe, para eso nos hemos reunido, para asegurarnos de que las nuevas reglas de juego, entre otras cosas, dejen el pasado enterrado, al menos en lo que a nosotros nos concierne. Por otro lado, recuerda que los nacionales también hicieron de las suyas.

-Felipe: Ya, pero ellos se cargaron a militantes con juicios formales y, en la mayoría de los casos, fueron actos de venganza contra funcionarios, milicianos, sindicalistas o activistas políticos por brutalidades cometidas contra sus familias por la República. En cambio tú y, conste que no lo digo en son de crítica, si fusilaste a algún miembro de Falange o algún militar fue la excepción; a la gente que matasteis sólo se les podía achacar que  pertenecían a la clase media o a la alta, o eran educados e intelectuales con dinero, o usaban sotana o velo. Muchos milicianos se los llevaban a Paracuellos  o a la cárcel Modelo, sólo para robarles.

-Santiago: Es una pena que no podamos enjuiciar a los militares por crímenes de guerra, pero me temo que sería imposible evitar que salieran a luz las travesuras de los nuestros. Además no nos conviene irritar al oso.

-Felipe: Cierto, Santiago, no será difícil arreglar las cosas para hacer borrón y cuenta nueva. Por otro lado, han pasado casi 40 años y sois pocos los que quedáis de aquella época. Pero en cuanto sea conveniente, habrá que preparar nuestra versión de los hechos para desprestigiar a Franco y a su gente. Las nuevas generaciones no serán muy difíciles de convencer, y a nosotros no nos falta habilidad dialéctica. Lo que debemos evitar es que haya demasiadas manos en el plato.

-Santiago: Felipe, permíteme un pequeño consejo: se que estás ansioso por establecerte en La Moncloa, pero tú eres joven y listo, y sabes que tu partido hoy tiene relativamente poca fuerza. No tengas prisa por coger el poder, pide ayuda a tu padrino político, Karl Frahm, alias Willie Brandt. Está en buena posición para conseguirte el apoyo económico de la comunidad judía de Nueva York para que puedas reconstituir al PSOE, y estar listo para las próximas elecciones. En este esquema de izquierdas y derechas que hemos impuesto a las masas, considera que el pueblo español tiene 40 años de lo que hemos dado en llamar extrema derecha y, como es natural a estas alturas, estará razonablemente dispuesto a ser crítico con el régimen de Franco, más que a reconocer sus aciertos. Por lo tanto, mirarán con buenos ojos un cambio. Considera que el virus de la izquierda en España quedó truncado en el 36′ porque nunca alcanzó a cuajar, y una buena parte del pueblo tenderá a retomar las cosas en el punto que quedaron entonces. El hecho de que el Gobierno republicano fue un auténtico desastre y, aunque nos esforcemos en referirnos a él como el Gobierno legal y legítimo, bien sabes que ninguno de los 26 Gobiernos de la Segunda República fue auténtico ni legal. Afortunadamente todo eso ha quedado enterrado bajo el desmadre de la Guerra Civil.

-Felipe: Vaya, Santiago… ¡Si hasta parece que defiendes al régimen de Franco! ¿Tu estancia en Moscú tal vez cambió tu perspectiva?

-Santiago: Mira, Felipe, el antiguo dicho que el diablo sabe más por viejo que por diablo, es muy cierto. Tú sabes muy bien que Franco ha sido mi irreconciliable enemigo de toda una vida y, si hubiera podido cargármelo, lo hubiera hecho con gusto. Pero a mi edad las pasiones se amainan, y hoy puedo ver las cosas con cierta ecuanimidad. La verdad es que Franco me sorprendió. Todos esperábamos un militar incompetente, y resulta que fue un hábil administrador. Nunca admitiría esto en público, pero hay que reconocer que al final de la Guerra Civil, España estaba destruida y nosotros nos habíamos llevado el oro del tesoro y algo más, de manera que el país en 1939 no tenía reservas. Para complicar las cosas, los aliados que nunca entendieron a España le hacen el boicot al régimen, con lo cual logran aunar la opinión pública a favor de Franco. Pero con o sin la opinión pública, la verdad es que supo sacar al país de una situación muy difícil. En los  años 60′, España había logrado pleno empleo y el mejor nivel de vida de toda su historia. Recuerda que el empleado más modesto, una sirvienta o un basurero, podía comprarse un piso, y que el Seat 600 cualquier persona de clase media lo podía comprar con un mes de sueldo.

-Felipe: Joder, Santiago, esto es mucho más que…

-Santiago: De acuerdo, de acuerdo -interrumpe-. Sin embargo, nos conviene anatemizar al régimen franquista como una dictadura fascista y, por lo tanto, algo inaceptable. Haremos hincapié en su reconocida limitación de libertades, y no le reconoceremos mérito alguno. Tenemos que aprender de lo que han hecho con la Alemania nazi. Hoy, ser un nazi es anatema. Incluso hacer la apología del régimen nazi está penado, las cosas que hicieron bien ni se mencionan. Como consecuencia, hoy nadie en Alemania es ni ha sido nazi. Cualquier cosa mala o criminal es catalogada como “fascista”. Hay que reconocer que los aliados hicieron una magnífica acción propagandista durante la guerra y, en particular, cuando ésta terminó.

-Felipe: Mira, Santiago, comprendo tu postura y por supuesto estoy de de acuerdo con crear una imagen negativa de Franco y su Gobierno. Por otro lado, no hay nada que temer respecto a un resurgimiento de Falange, en realidad el propio Franco se encargó de liquidarla y hoy podemos decir que el Movimiento no es más que una burbuja de aire.

-Santiago: Vale, pero de cualquier manera, nos conviene desacreditar a Franco y su Gobierno al máximo. Eso facilitará convencer a la gente de cuánto mejor se encuentran con la democracia que hemos de darles. Por otro lado, las nuevas generaciones que no han vivido el franquismo serán fáciles de convencer, una vez que controlemos los medios.

-Manuel: (Que hasta ahora, se ha limitado a escuchar con atención a los otros) No estoy totalmente de acuerdo con vosotros, aunque comprendo vuestro punto de vista, pero considero que también debemos desarticular la estructura de poder que montó Franco y a través de la cual gobernaba España y, a continuación, reconstruir una nueva estructura mucho más ligera, acorde con la democracia.

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Adolfo: ¿A qué te refieres con  la estructura de poder?

Manuel: Bueno, Franco no ejercía su control dictatorial sobre todas las actividades de España con sólo sentarse en El Pardo y autodenominarse dictador. Precisaba toda una estructura de organizaciones y leyes a través de las cuales pudiera ejercer su poder.

-Felipe: ¿Y tu propones que desarmemos esa estructura como la llamas? Perdona, Manuel, pero estás loco. Nos cuidaremos mucho de alterar ese tinglado o estructura, salvo, claro está, para tomar control del mismo. El pueblo español sigue necesitando mano férrea. Incluso precisaremos reforzar ese tinglado de poder.

-Adolfo: ¡Pero, Felipe! La gente espera gozar de libertad después de Franco. Si mantenemos la estructura de Gobierno y, peor aún, si además la incrementamos, nada ha de cambiar con el advenimiento de la democracia.

-Felipe: No te preocupes por eso, si la gente espera un cambio, le daremos cambio e incluso con espectacularidad. Dejaremos que los periódicos y las cadenas de TV publiquen lo que quieran, aunque se trate de lo sugerido por nosotros. Eliminaremos todo tipo de censura, de manera que pasaremos de la moralidad impuesta por los curas, a una sociedad que crea ser absolutamente libre. Les daremos porno, drogas y prostitución, y gritaremos que todo eso es parte inevitable de la libertad. Es más, les convenceremos que tales manifestaciones demuestran con creces que el pueblo goza de un elevado grado de libertad.

-Adolfo: Pero, Felipe, tú quieres darles gato por liebre. Es decir, llamar libertad de expresión al libertinaje… Suena a broma de mal gusto”

-Felipe: Defínelo como quieras, los más vociferantes en el tema de la libertad siempre han sido los periodistas y los políticos, de manera que con una piedra libre a la prensa y a las cadenas de TV, tendremos fuertes recursos si introducimos gente nuestra en los medios estatales y otorgamos licencias a quienes nos apoyan.

-Adolfo: Ya, pero cuidado que esa nueva libertad no se vuelva contra nosotros.

-Felipe: No te apures, que Santiago y yo lo tenemos bien pensado. O, mejor dicho, es nuestra intención el gozar de la experiencia de aquellos que lo hicieron antes que nosotros. ¿Quién controla la Agencia de Noticias Nacional, la mayor cadena de TV en el país, y quién posee el mayor numero de cadenas de TV y radio si consideramos las regionales? Esas cadenas serán muy libres e imparciales ante todos, publicando todo tipo de noticias triviales, pero dirán lo que nosotros indiquemos. No te olvides que tendremos en nuestras manos los nombramientos de sus directivos.

-Manuel: Eso suena muy efectivo, pero no podremos impedir que haya cadenas privadas y, además están los periódicos, que campan por su parte.

-Santiago: No os preocupéis por tan poca cosa. En primer lugar, las cadenas precisarán autorización oficial para instalarse y, además, tenemos suficientes leyes para ejercer todo tipo de presiones sobre los medios de comunicación. No descarto que haya algún medio que se nos escape, pero le resultará difícil hacer declaraciones contracorriente en un ambiente donde impondremos nuestra nueva escala de valores. Por otro lado, quien no marche con nosotros, no prosperará.

-Adolfo: Yo no estoy de acuerdo con ese planteamiento que proponéis, es un engaño mayúsculo al pueblo español.

-Felipe: ¡Vaya! ¿Y qué hay de nuevo? El pueblo español, como casi todos los demás en el mundo, viene siendo engañado desde hace siglos.

-Manuel: Bueno, hay que reconocer que Franco en ese aspecto no trató de engañar a nadie. Dijo que tendría que montar un Gobierno totalitario y así lo hizo. Tampoco hizo que los ciudadanos comulgaran con ruedas de molino tratando de convencerles que vivían bajo un régimen libre y democrático.

-Adolfo: Es cierto lo que dices Manuel, Franco llamó al pan, pan, y al vino, vino, pero eso pertenece al pasado. No creo que podamos mantener un régimen totalitario y, al mismo tiempo, convencer al pueblo que goza de toda la libertad del mundo.

-Felipe: Ahí te equivocas. Si pudieras interrogar al ciudadano medio, no tiene ni puta idea sobre qué es en realidad la libertad y, menos aún, la democracia. Mira, Adolfo, en cuanto vean un par de tetas al aire por la TV, creerán que tienen toda la libertad del mundo.

-Adolfo: Bien, pasemos por ahora, pero, Felipe… ¿Por qué no podemos montar un gobierno reducido, con pocas leyes, que permitan libertad de iniciativa a los ciudadanos que desean hacer algo positivo? Eso no impediría montar un buen paquete de medidas de protección social que responderían a los principios voceados por tu partido. Tú sabes muy bien que un Gobierno totalitario paraliza la actividad privada y resulta ser muy ineficiente.

-Felipe: Odio admitirlo, pero Santiago ya mencionó que con su Gobierno abiertamente totalitario, Franco logró un gran despegue económico con la creación de miles de pequeñas empresas privadas.

-Adolfo: No te engañes, Franco no logra la gran mejora de la economía utilizando medidas totalitarias, sino porque dejó de aplicarlas. A pesar de una legislación tendiente al totalitarismo, en la práctica, dio gran libertad para iniciar nuevas actividades. Entre otras cosas, es posible afirmar que en España virtualmente ningún individuo pagaba impuestos, y que muchas restricciones implícitas en la legislación no se aplicaban.

-Felipe: Es posible que así haya sido, pero, querido Adolfo, me parece que se te escapa el quid de la cuestión. Tú propones un Gobierno esencialmente liberal, por lo tanto débil. Estaremos a merced de las fuerzas que irán surgiendo y que, seguramente, a corto o mediano plazo, exigirán participar en la cosa pública y, por supuesto, intervenir en la elección de las nuevas autoridades. Seamos honestos con nosotros mismos, si hubiese un sistema electoral abierto y honesto bajo un método correcto, seguramente la mayoría de los políticos, incluyendo varios de nosotros, quedaríamos borrados de la palestra pública. Por otro lado, no debemos ir contra la corriente de la política que hoy se aplica en el resto de Europa.

-Felipe: Mira, te propongo una cosa y, sé que Santiago está de acuerdo. En cuanto a Manuel, confío que también lo esté. Tú, Adolfo, serás el presidente del primer Gobierno español, pero eso sí, todos participaremos en redactar la nueva Constitución y la Ley Electoral.

-Santiago: El Rey ha asumido la Jefatura del Estado, si todas las fuerzas políticas te proponen como el candidato de la Transición, te aceptará encantado. Al fin y al cabo, debe estar totalmente desorientado; no sabe para donde correr e incluso no se siente seguro.

-Felipe: Es más, tú te asegurarás que tanto la Constitución como la Ley Electoral tengan el sello de aprobación real. No creo que tengas el menor problema; en estos momentos el Rey se debe estar preguntando si nuestra intención no se centra en eliminar esta ridícula Monarquía. Cuando le digas que su trono está asegurado se avendrá a lo que le propongas.

-Adolfo: Vale, pero, Felipe, no veo claro tu juego. Estando en el poder, tú sabes que reforzaré mi partido y me presentaré a la reelección. Tendré buenas posibilidades de perpetuarme en el poder, ¿y tú qué? ¿Te contentarás con esperar?

Felipe: No te preocupes por mí, Adolfo, ya que me hablas con tanta franqueza, me permitiré contestarte del mismo modo. Sé que tratarás de prolongar tu mandato, pero ese primer Gobierno tendrá mucho desgaste y, creo, será de poca duración. Incluso Willie Brandt me recomendó que me mantuviera en la oposición durante el período inicial: aprendes mucho, consolidas tu posición y dispones del tiempo para reconstituir el PSOE. Yo deseo asegurarme un mandato prolongado.

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-Adolfo: ¿Pero y la Justicia? El Tribunal Supremo querrá meter mano en este asunto de la Constitución.

-Felipe: No te preocupes, que a los jueces de cualquier nivel los tendremos bien domesticados y, además, vamos a ingeniárnoslas para nombrar en el Poder Judicial a todos los puestos clave.

-Santiago: Es preciso que implantemos un modelo progresista de Estado.

-Manuel: ¿Qué propones? ¿La dictadura del proletariado?

-Santiago: No, hombre, no, eso es cosa del pasado. Y me parece que después que caiga el comunismo bolchevique, que se encuentra al borde de tirar la toalla, y de las otras experiencias marxistas que no han funcionado demasiado bien, tal cosa no es muy oportuna. Tú sabes que yo simpatizo con Fidel y su Gobierno cubano, pero no creo que Raúl dure mucho como heredero cuando muera Fidel. Además de estar viejo su líder, el pueblo cubano debe estar hasta las narices de pasar apuros y estrecheces. Si no hubiera comunicaciones tan abiertas, tal vez podrían seguir engañando a los cubanos, pero todos los pueblos socializados saben muy bien que las naciones de Occidente viven mucho mejor. Su única solución tal vez sería la guerra, pero hoy esto es casi imposible. Cuando hablo de progresista me refiero más bien al modelo sueco.

-Manuel: ¡Vaya, estás hablando del Estado de Bienestar donde el Estado cuida de ti desde la cuna a la tumba! Igual en Suecia tampoco les ha ido tan bien con el mismo y se han visto obligados a desmantelar gran parte de su programa. De cualquier manera, ¿crees que funcionará en España?

-Santiago: Bueno, no es preciso que funcione a la perfección, lo más importante es que los españoles se lo crean. Luego, con la ayuda de la prensa, podemos convencerlos que tienen lo mejor.

-Manuel: Pero, vamos a ver. Vosotros sabéis muy bien que al fin y al cabo el tan mentado Estado de Bienestar es de carácter totalitario, donde al ciudadano lo tienes dominado con cadenas de oro, y a los capitalistas les dejas la ilusión de ser los propietarios de sus empresas.

-Felipe: Bueno, lo que dices es sólo una manera de definirlo. También es posible afirmar que el socialismo ha desarrollado una fórmula que logra aquello que el comunismo ha perseguido desde su incepción, pero, dejando los medios de producción en manos privadas, ya que está visto que el Estado es muy mal administrador de empresas. Y reemplazando la represión policial por la represión fiscal. Además, les dejas la apariencia de libertad, para que voceen sus ideas.

-Santiago: Al menos gozarán la ilusión de ser libres, porque no les resultará fácil vocear sus ideas demasiado alto.

-Manuel: Pero, Felipe, tú sabes muy bien que la premisa básica del Estado de Bienestar es que el hombre medio es un ignorante incapaz de decidir qué cosa es lo mejor para él mismo y que, por lo tanto, necesita un Estado paternalista que lo proteja, haciéndolo por él. ¿Tú crees que el español medio, con su individualismo, verá con buenos ojos un Estado que pretende darle todos lo que necesita para vivir?

-Felipe: Para, para, Manuel. En primer lugar hablar de ignorantes es una exageración, pero si quieres, podemos afirmar que el pueblo español es un pueblo de paletos y con total ignorancia sobre temas de política. Por otro lado, creo que nosotros no debemos complicarnos la vida en exceso. El Estado puede suministrar algunos servicios, pero siempre dominando los medios de comunicación, que nos permitirán convencer a los ciudadanos de que gozan de un Estado de Bienestar de primera. El pueblo terminará exigiendo que se mantenga siempre un Estado de Bienestar.  Para ser honestos con nosotros mismos, no es preciso hacer demasiado; la seguridad social, el desempleo y las pensiones ya existen. Sólo debemos agregar algunas prestaciones que den sensación de abundancia y bienestar.

-Adolfo: Ya, así podemos mandar algunos viejos a vacaciones de invierno a costa de la Seguridad Social y todo el mundo contento: los hoteleros cubrirán sus plazas fuera de temporada, los viejos felices porque les cortas el aburrimiento, y bien vendido no será difícil lograr que la gente piense que una sociedad que se permite el lujo de dar vacaciones pagadas a sus ciudadanos de la tercera edad, es una sociedad evolucionada y que tiene un elevado nivel de bienestar.

-Santiago: Algo así, tampoco es necesario mandar a todos los viejos de vacaciones, sólo los suficientes para que nos permita hacer suficiente ruido con el asunto.

-Adolfo: Bueno, en Bélgica lo hacen con los niños de las escuelas. En pleno período escolar los mandan con profesores y todo a las montañas o al mar. Pero allí son las comunas las que pagan este servicio.

-Felipe: En España no podemos dejar que las comunas administren este servicio, tiene que ser el poder central.

-Adolfo: ¡Ay Felipe, Felipe! Ya te veo venir: con las manos en el grifo que otorga o corta las prestaciones, puedes ejercer un poder político muy grande.

-Manuel: Franco invirtió mucho dinero en los servicios médicos del Estado. En España todo el mundo sabe que los mejores hospitales son los de la Seguridad Social. Hasta los ricos que se permiten pagar un seguro médico privado saben que, para determinadas intervenciones quirúrgicas, les conviene recurrir a los hospitales del Estado.

-Santiago: ¿No estarás insinuando que privaticemos la SS- como es el caso en EEUU- donde los seguros médicos son privados?

-Felipe: Estaría loco, los que gobiernan se perderían el control de todos esos billones de pesetas.

-Manuel: Tal vez tengas razón. Fíjate como los políticos norteamericanos, con Edward Kennedy a la cabeza, están tratando desde hace años de reemplazar el viejo sistema de seguros privados por un sistema nacional de salud.

-Adolfo: Ya he visto que argumentan que los seguros de salud son ahora tan caros que- dentro de poco tiempo, sólo unos pocos podrán costearlos.

Manuel: No es para sorprenderse, cuando fueron ellos que fraudulentamente maniobraron con el sistema de justicia para encarecer el servicio privado de salud.

-Santiago: En realidad la pregunta que nos deberíamos hacer es si el sistema nacional será más económico que el privado.

-Adolfo: ¡Ni lo sueñes! Por supuesto que algo manejado por burócratas del Estado resultará más caro. Pero se las ingeniarán para hacerlo parecer más económico, el exceso quedará enterrado con los impuestos y el presupuesto.

-Manuel: No es diferente el caso español. Si pudiéramos calcular el coste de atención a los pacientes, seguramente encontraríamos que es muy elevado.

-Felipe: Pero en USA, si tú vas a un hospital por tu cuenta, te comen vivo. Mi cuñada fue a operarse a Houston a un hospital privado y le costó un riñón, valga la redundancia.

-Adolfo: Cierto, pero casi todos los ciudadanos norteamericanos estaban cubiertos por un seguro que usualmente estaba contratado por la empresa para la que trabajan y que, si tenía un número importante de trabajadores, obtenía tarifas muy razonables. De hecho, incluso hoy, que la medicina en EEUU está mucho más cara, el seguro cuesta menos de lo que tiene que pagar un ciudadano español autónomo por su seguro social y médico.

-Santiago: Es todo muy interesante, pero sugiero que dejemos por el momento el tema de la Seguridad Social y hablemos de algo más urgente: las elecciones. Los españoles están esperando con ansias el poder votar. Tened en cuenta que al fin y al cabo las urnas representan la esencia de la democracia.

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-Manuel Creo que todos estamos de acuerdo en este asunto. Propongo que se aplique el sistema de USA de elecciones por distrito, que considero el mejor de todos los utilizados.

-Felipe. No creo que ese sistema sea el más adecuado para un país como España- que no vota desde hace mucho tiempo (aunque en las Comunas se votaba). Un sistema de elección por Distritos sería muy engorroso de imponer en España. Me parece que funcionaría mucho mejor un sistema donde cada partido político presente una lista de candidatos para todos los puestos a elegir, y los ciudadanos voten por una u otra lista. Es un procedimiento mucho más sencillo y expeditivo. ¡Los ciudadanos estarán tan satisfechos pudiendo votar por distintos partidos que proponen sus agendas políticas!

-Adolfo: De acuerdo con que tal sistema sería más expeditivo. No obstante, tened en cuenta que era el sistema utilizado en USA durante el siglo XIX, pero que en 1904 tuvo lugar en California la Revolución de las Boletas Largas, donde los ciudadanos sostenían que, con tal sistema, los únicos electores eran quienes confeccionaban las listas. Y lograron modificar el sistema en todo el país adoptando el de votación por distritos.

-Santiago: Vale por la lección de historia, pero coincido con Felipe en que tal método no funcionará en España. Un país donde la gente virtualmente nunca ha votado precisa algo sencillo, pero que les otorgue la sensación de alternancia política, y eso se logrará al presentar listas diferentes por cada partido

-Felipe: Para reforzar lo dicho por Santiago, diré que tenemos que poner en marcha un sistema electoral sin demoras, lo antes posible. Y el de boletas de candidatos por cada partido es un sistema que podemos activar rápidamente, y la gente podrá ir a la urnas a los pocos días de anunciarlo, porque es algo sencillo de organizar.

-Adolfo: En fin, podríamos iniciarnos como deseáis vosotros (con un dejo de abandono), siempre se podrá mejorar en el futuro. Pero creo importante que, sin demora, contemos con una válida Constitución.

-Felipe: De acuerdo, concentrémonos en redactar una Constitución. Al fin y al cabo será la espina dorsal de nuestra democracia.

-Manuel: Propongo que utilicemos la Constitución norteamericana como base, como tantas naciones han hecho para las suyas.

-Adolfo: Me parece correcto, siempre que no incluyamos la Declaración de la Independencia de Thomas Jefferson, que me parece una invitación a la revolución.

-Manuel: Creo que la de USA es una buena constitución y, efectivamente, podemos sacar de ella muchas partes útiles, pero considero que deberíamos incluir en la misma los derechos de los ciudadanos claramente especificados y, como en los EEUU, darles medios legales para que puedan revocar a funcionarios y derogar leyes. Además, habría que incorporar limitaciones al accionar del gobierno.

Felipe: ¿Estás loco, Manuel? ¿Te imaginas el desmadre que tal cosa causaría en España, un país de individualistas sin sentido práctico y además con una mayoría de paletos? Reconozco que en un sentido, Franco tenía razón: a los españoles había que regirlos con mano dura, y así declaró abiertamente que su Gobierno sería totalitario. Naturalmente nosotros no podemos hacer lo mismo, porque el pueblo espera libertad y rechazaría un Gobierno totalitario.

-Santiago: Muy cierto, pero si los españoles requieren mano dura, anunciaremos una democracia con mucha “libertad”. Pero será una libertad controlada por nosotros, de otra manera corremos el riesgo de caer en una anarquía.

-Adolfo: Pero si instauramos una democracia- tiene que ser un régimen donde exista amplia libertad.

-Felipe: No te preocupes por eso. Daremos al pueblo español “mucha libertad”. Un sistema donde el pueblo se convenza de gozar la máxima libertad que supuestamente provee toda democracia, pero las riendas del poder estarán firmemente en nuestras manos. Si vamos a gobernar, debemos tener las manos libres. Por otro lado, no olvidéis quiénes realmente mandan en el mundo, y que naturalmente no dejarán de darnos pertinentes instrucciones. Willie Brandt me ha puesto bien al tanto. Debemos ser muy conscientes que, si pretendemos mantenernos en el poder, debemos obedecer las instrucciones que esta nueva Masonería ha de darnos, o se encargarán de cortar nuestras manos. No hay gobierno en Occidente que no se encuentre bajo su control. Recordad que al fin y al cabo son extremadamente poderosos: controlan el 53% de las riquezas  mundiales, las finanzas están bajo su dominio y  las comunicaciones les pertenecen. Dominan todas las organizaciones que manejan el mundo, empezando por las Naciones Unidas. Sé muy bien de lo que hablo porque mi padrino político, Willie Brandt, pertenece en cuerpo y alma a esta clique.

-Santiago, Adolfo y Manuel: Comprendido, sabemos de qué hablas y tienes razón.

-Santiago: En realidad el sistema de “Gobierno democrático” que tenemos que organizar ya lo tienen ellos bien definido, y han forzado a otros países a ponerlo en marcha sin paliativos.

-Felipe: Willie me ha informado que se encuentra en marcha un plan para descolonizar África, quieran o no los países coloniales, y que esto causará mucha violencia, desmanes y anarquía. Tal situación provocará una desbandada de africanos hacia Europa. También me anunció que, nosotros, como el país más cercano al continente africano, recibiremos pertinentes instrucciones para abrir nuestras puertas y permitir el ingreso de estos  inmigrantes a Europa. Posiblemente el resto de países también reciban instrucciones similares.

-Manuel: Tal cosa es una barbaridad, una invasión africana aportará sólo graves problemas. Son unos invasores que no aportan nada y traen consigo serios problemas: los africanos son en un 75% portadores del sida, y los árabes traen consigo su odio latente contra occidente y el terrorismo islámico, y ninguno de ellos representa un buen aporte laboral. Resultará una invasión mucho peor que la de los bárbaros de hace siglos.

-Adolfo: Francia a partir de 1962 se ha llenado de magrebíes y sufre atentados terroristas. Aunque la Guerra de Argelia fue ganada por el ejército francés, De Gaulle traicionó al Ejército y naturalmente a Francia, al entregar Argelia a los comunistas y permitir que un millón de argelinos se radicaran en Francia. Hoy ese número se ha multiplicado y seguirá incrementando.

-Manuel: Si precisáramos inmigrantes, tenemos que seleccionarlos admitiendo sólo aquellos que aporten habilidades o conocimientos útiles, y que sean de fácil integración en la sociedad española. Ni los africanos ni los árabes son de fácil integración y, que yo sepa, tienen poco o nada que aportar.

-Santiago: Vuestras consideraciones son muy válidas, pero supongo que estáis familiarizados con la enorme capacidad que la nueva Masonería tiene para imponer su voluntad, y las sanciones que nos aplicarían podrían quebrar a España. En este proyecto, España es un país clave para la entrada de africanos a Europa.

-Felipe: Podéis tener por seguro que esta no será la única demanda, Willie me dijo que existen otros planes para los cuales los países deberán emitir leyes y establecer programas. España aún no ha aprobado el decreto del Holocausto judío, donde se aplican penas de cárcel y pecuniarias a quien ponga en duda la versión judía del mismo. También deberemos publicar legislación sobre el aborto, los homosexuales, la política de género y crear una nueva Leyenda Negra sobre la Guerra Civil y el período de Franco. Y esto sólo para comenzar.

-Adolfo: Me parece atroz todo lo que nos cuentas. Tales medidas degradarán a la sociedad española.

-Felipe: Supongo que podrás considerarlo como el precio que debemos pagar por alcanzar el Poder en esta nación y poder participar en el conglomerado mundial.

-Cualquiera de ellos: Ya está bien de discusión, tenemos mucho que hacer para remodelar España según nuestras ideas democráticas. Pongámonos a trabajar.

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