El candidato al decanato del Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM), Miguel Durán Campos, ha mandado este viernes un primer torpedo a sus contendientes Juan Gonzalo Ospina, Eugenio Ribón y Raúl Ochoa, al solicitar a la Comisión Electoral que se prohíba, de forma expresa, que el voto por correo proceda de los domicilios de cualquiera de los aspirantes o de las sedes de las candidaturas.
En un escrito dirigido al ICAM develado por Confilegal, el exdirector general de la ONCE y socio director de Durán & Durán Abogados ha exigido además que, de darse tal situación, los votos sean declarados nulos.
«Nos referimos, concretamente, al hecho de que alguna o algunas candidaturas concurrentes pudieran estar convenciendo a algunos votantes para que el domicilio que éstos designaran fuera, precisamente, el de esas candidaturas; y ello, con la finalidad de que fueran luego esos candidatos quienes completaran la tramitación del voto por correo», reza la misiva.
En ese sentido, ha explicado que en ese supuesto caso, «se estaría subvirtiendo flagrantemente el propio proceso en sí por la mera subversión de la naturaleza del voto por correo, cosa que deberá estar totalmente proscrita para que podamos decir con honor y honestidad el próximo día 20 de diciembre, cuando haya concluido la votación, que el proceso electoral ha sido total y completamente limpio».
De esta manera, el candidato de ‘Juntos Abogacía’ busca evitar un «pucherazo» o manipulación del voto por correo, con una medida que, a su juicio, «es bastante fácil de controlar».
«Bastaría con establecer a priori una prohibición expresa de que, bien desde los despachos profesionales de los candidatos, bien desde las sedes de las propias candidaturas -si existieren- se puedan tramitar votos por correo, excepción hecha -claro está- de los propios candidatos que hubieran cumplimentado a tiempo la petición para hacerlo así», ha insistido.
«Como es obvio, si el resultado de la comparación fuera más o menos el mismo, quizá pudiera eliminarse un elemento de sospecha; pero si el resultado fuera de un incremento notable, las dos únicas conclusiones factibles serían: o bien que, de pronto, nuestro colectivo ha experimentado un inusitado entusiasmo por participar (cosa que ojalá fuera cierta), o bien que, efectivamente, se está dando la manipulación del voto por correo que tratamos de evitar», ha sentenciado.
Por ello, ha concluido advirtiendo que «permitir que el supuesto al que aludimos pudiera llegar a darse, equivaldría a admitir un claro fraude de Ley».