Los impresentables recortes que, para salir de la crisis, van a cercenar los recursos de los funcionarios públicos. La ilegal congelación en los devengos de los pensionistas contra todo derecho establecido o la anulación de las ayudas por natalidad, van a ser una penosa realidad si los ineptos gobernantes que nos ‘malgobiernan’ llevan a término su planes. Si no se detienen a tiempo entraremos sin remedio en un caos sin precedentes en las coordenadas que hacen posible el bienestar de nuestra sociedad. Se podrían haber suprimido ministerios inservibles, subvenciones descabelladas o asesorías tan numerosas como inoperantes y el déficit podría encontrar caminos de solución. Pero, contra toda lógica, se ha optado por el sacrificio de los colectivos más ajenos a las causas determinantes de la crisis.