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La configuración de la geopolítica internacional

La configuración de la geopolítica internacional en la actualidad

Para comprender la actual configuración geopolítica internacional, resulta imprescindible examinar lo sucedido desde el final de la Segunda Guerra Mundial, año 1945, hasta nuestros días.

La Conferencia de Potsdam, en la que los mandatarios internacionales Stalin, Churchill y Truman acordaron el reparto y la administración de Alemania, no solo marcó el final del conflicto bélico, sino que también estableció los fundamentos de la división geopolítica del periodo de posguerra, inaugurando la era de la Guerra Fría y el mundo bipolar.

Este enfrentamiento -político, económico, social, ideológico y militar- configuró las relaciones internacionales durante varias décadas, dividiendo a Europa y al resto del mundo en dos bloques enfrentados: uno capitalista liderado por Estados Unidos (en adelante, EEUU) y otro comunista bajo la influencia de la Unión Soviética (en adelante, URSS).

Este nuevo orden mundial también se caracterizó por la creación de organizaciones e instituciones internacionales esenciales.

El sistema de Bretton Woods, instaurado en 1944, estableció un nuevo marco económico, mientras que la Carta de San Francisco, redactada en 1945, dio origen a la Organización de las Naciones Unidas, cuyo objetivo principal fue promover la cooperación internacional y evitar futuros conflictos.

La formación de la OTAN en 1949 mediante el Tratado de Washington, como alianza militar occidental, buscaba contrarrestar cualquier posible expansión soviética, a lo que la URSS respondió con la creación del Pacto de Varsovia en 1955.

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A lo largo de la Guerra Fría, la doctrina de destrucción mutua asegurada mitigó el riesgo de conflictos militares directos entre las dos grandes potencias. Empero se desataron numerosos conflictos armados en todo el mundo en escenarios como Corea, Vietnam y Afganistán, etc.

Estos conflictos reflejaron la proyección indirecta del poder de las superpotencias en áreas estratégicas de Hispanoamérica, África, Oriente Medio y Asia.

Paralelamente, discurrió una carrera espacial y otra armamentística que se erigieron como ejes centrales de la rivalidad mundial, culminando en avances tecnológicos muy significativos y tensiones extremas. Un claro ejemplo de tensión lo encontramos en la crisis de los misiles en Cuba de 1962, que casi desencadena una guerra nuclear total.

La caída del Muro de Berlín en 1989 y, por ende, del Telón de Acero, y la irremediable desaparición de la URSS en 1991, concluyó la Guerra Fría y dio paso a una era en la que los EEUU- emergió como la potencia hegemónica en el mundo.

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Esta nueva etapa ha enfrentado múltiples desafíos, destacando la Primera Guerra del Golfo, tras la invasión de Kuwait -primera guerra con características de la tercera ola como la describió Alvin Toffler- y los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, que impulsaron a EEUU a lanzar una guerra global contra el terrorismo, invadiendo Afganistán en octubre de ese año e Irak en 2023.

Desde que China se consolidó como la segunda mayor economía mundial en 2011, sus aspiraciones de convertirse en una potencia militar y un actor estratégico mundial amenazan la hegemonía de EE. UU. en el mundo.

Esta situación ha provocado una guerra en los ámbitos comercial, económico y tecnológico entre ambas naciones y está configurando un mundo multipolar con un creciente deterioro del multilateralismo.

La gestión del coronavirus de Wuhan por parte de diversos países ha puesto de relieve la interdependencia y vulnerabilidad de las economías y sociedades actuales. Esta situación subraya la necesidad de priorizar la soberanía nacional y los intereses estratégicos para evitar caer en la irrelevancia estratégica.

Un ejemplo claro de este fenómeno es la Unión Europea, que ha evidenciado que ya no es un actor estratégico tras los recientes conflictos armados y tensiones regionales.

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Será importante observar si Europa logra salvaguardar sus principios y valores, así como sus profundas raíces cristianas, mientras se adapta al cambio de época motivado por la cuarta revolución industrial, también conocida como revolución digital.

En este panorama estratégico, las tensiones en regiones como Ucrania, Taiwán y el Mar del Sur de China, sumado al resurgimiento de Rusia y los conflictos persistentes en Oriente Medio y el Sahel, ilustran una era de competencia entre grandes potencias que está reconfigurando el tablero geopolítico mundial.

Frente a desafíos transnacionales que incluyen la ciberseguridad, el espacio ultraterrestre y pandemias mundiales, la importancia de una diplomacia multilateral efectiva es más crítica que nunca.

Todo lo expuesto con anterioridad autoriza a concluir que la geopolítica internacional en la actualidad evidencia profundas transformaciones que están redefiniendo el equilibrio de poder e influencia de los países a nivel mundial, destacando la falta de capacidad de adaptación de estos a un contexto geopolítico en constante evolución y con eventos de difícil previsión.

Carlos Hugo Fernández-Roca, profesor del Máster en Seguridad, Defensa y Geoestrategia de la Universidad UDIMA, doctor en derecho constitucional y capitán del Ejército del Aire en excedencia.

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