Si "viajar es dar una oportunidad a la capacidad de sorprenderse", visitar Kazajistán confirma plenamente el aserto. Existen países de gran interés humano, cultural, arqueológico, paisajístico, y con ancestrales tradiciones no demasiado conocidos por el turista occidental. Kazajistán es uno de ellos. Uno de los lugares más interesantes para conocer y zafarse de los abigarrados destinos turísticos tradicionales. Porque, en medio de una naturaleza sorprendente, de hermosos bosques y majestuosas montañas, por la que discurren 11.000 ríos y se aposentan más de 7.000 lagos (no perderse, al menos, una visita a los de Kolsay) se puede aún revivir en sus estepas la emoción de lo auténtico: incursionar en uno de los modos de vida más antiguos como es el nomadismo.
Ubicado entre el Mar Caspio y los montes Altai, Kazajistán es un país centroasiático con una dimensión comparable a la de Europa. Limita al N. con Rusia, al E. con Mongolia y China, y al S. con Uzbekistán y Kirguistán. Por su magnitud, posee zonas climáticas completamente diferentes. Las masas de aire frío del norte se encuentran con los aires calientes del sur por lo que su fauna y flora son muy diversificadas. Son, pues, miles de plantas y variedades de animales con los que el viajero puede toparse si viaja desde las áridas y bellas estepas del norte hacia las verdes y altas montañas del sur.
Kazajistán es, ante todo un país muy diverso. Lo habitan gente de más de 120 nacionalidades, si bien son los kazajos los que predominan. Se les distingue por sus rasgados ojos, lo que les permite mantener una permanente sonrisa, no sólo en sus labios, sino también en su mirada. Kazajistán fue una encrucijada de civilizaciones con especial protagonismo en la famosa Ruta de la Seda. La intersección de las principales rutas de transporte, intercambio comercial, cultural, y social entre Asia y Occidente. Pese a su multiculturalidad étnica y religiosa (las principales religiones son la islámica y la cristiana, entre otras) existe una armónica convivencia entre los kazajos.
Almaty: entre la tradición y el modernismo
Nada más aterrizar en el moderno aeropuerto de Almaty se percibe la diversidad humana. Almaty es la ciudad más grande del país (2.500.000 h.) y la antigua capital de la República. Durante la época de los zares se la conoció como una fortaleza llamada "Loyal". Quienes la visitaran antes de 1990 hoy no la reconocerían. Actualmente, es una urbe cosmopolita, de rectas avenidas y bellos edificios. Rodeada de un sinfín de parques y espacios verdes, en ella se puede hallar tranquilidad, actividad cultural, tradiciones, excursiones por sus atractivos alrededores, o una intensa vida nocturna, dependiendo de las preferencias del viajero.
Una de las visitas imperdibles, entre otras, es su Museo Arqueológico, donde puede apreciarse el llamativo diseño de sus trajes tradicionales y demás tesoros. La Catedral, la Mezquita Central, el Teatro de la Ópera, el Green Bazaar, son sólo unos ejemplos de la interminable lista de monumentos que pueden admirarse. Por otro lado, sus alrededores son muy pintorescos. Desde el monte Kok Tobe se puede contemplar una extraordinaria panorámica de la ciudad, mientras se toma un refrigerio o algún plato típico kazaj en uno de sus confortables restaurantes. La proximidad de las montañas Zaili Alatau (tan cercanas que parece que puedas tocarlas con las manos) propicia también una visita a la Reserva Nacional Medeo y Chimbulak, donde se ubican resorts, hoteles, sanatorios y residencias privadas. No lejos de Medeo, a una altura de 2.500 m. se encuentran excelentes pistas de esquí para los amantes del deporte blanco. Kazajistán es mucho más, por lo que requiere dedicarle un nuevo artículo, especialmente a su futurista capital actual.
Más info: Tourism and Sport Agency, 126 Auezov
St. Astana 473000. Tel. 3172 396638.
www.franciscogavilan.net