Por fin han terminado las obras de Colón y Recoletos; y hoy ya se puede decir que está hecha la mitad de este eje. Y como colofón final a estos meses de trabajo, la estatua de nuestro más conocido conquistador vuelve a su lugar de origen. La emblemática escultura de Colón, obra de Jerónimo Suñol, fue desplazada en los años 70 a los Jardines del Descubrimiento, debido a los daños que le podía ocasionar el tráfico masivo de la ciudad. El pasado 21 de diciembre, tras 40 años, Colón volvía a su sitio. La razón es que, con estos trabajos, esta plaza se ha convertido en un lugar de fácil tránsito para los peatones, donde estos se convierten en los protagonistas, gracias a los más de 2.000 m2 que se han recuperado para zona peatonal. “Se restablece así el carácter de glorieta central con escultura que jalona el eje Recoletos-Prado, con Atocha, Neptuno y Cibeles, reconstruyendo una identidad urbana” anunciaba Alberto Ruiz-Gallardón, alcalde de Madrid, el día de la inauguración de la nueva imagen de este espacio.
Nueva imagen
Con esta nueva configuración del espacio, que se ha realizado gracias al Fondo Estatal de Inversión Local, se ha duplicado el ancho de la acera entre Prim y Colón, se han plantado 169 árboles más, se han conseguido 7.524 m2 de pradera y un renovado mobiliario urbano con 75 bancos, 170 farolas y 14 marquesinas de autobús. También se ha reordenado el tráfico para mantener un carril continuo de transporte público en sentido norte y sur; y se ha eliminado el paso subterráneo de la Biblioteca Nacional. A esta remodelación se unen las obras ya terminadas de la calle Felipe IV frente al Prado y en Atocha; las realizadas anteriormente en Moyano, Plaza de Las Letras, Caixafórum y el entorno del Prado, entre otras.
