El Arco de la Victoria continúa acumulando suciedad y la Comunidad se plantea ceder su mantenimiento al Ayuntamiento de Madrid para atajar su abandono.
Poco queda de triunfal en el Arco de la Victoria de Moncloa, vestigio del régimen franquista erigido en 1956, condenado al abandono. La degradación del monumento la evidencian los grafitis y la acumulación de desperdicios, cuyo hedor queda camuflado por el orín. Este paisaje, que se extiende a los alrededores de la bóveda, es el que impera en la zona desde hace años, sin que las distintas administraciones hagan nada por atajar la situación.
La titularidad del mismo recae en el Consorcio Urbanístico de la Ciudad Universitaria, integrada por la Complutense, la Politécnica y la UNED. No obstante, las labores de conservación del monumento recayeron en el Consorcio Regional de Transportes tras un acuerdo rubricado en 2006. La Comunidad de Madrid tenía en mente ampliar el intercambiador de autobuses de Moncloa; a razón de dicho convenio, la concesionaria del intercambiador se encarga de limpiar la zona cada tres meses.
Ya en mayo de 2018, El Distrito informó que pese a que el interior del intercambiador se limpia a diario, desde el Consorcio admitían que se ha podido “acumular” suciedad porque la operativa diaria “no pasa por ahí”. Ahora, según ha avanzado el diario ABC, la Comunidad estaría dispuesta a que el Ayuntamiento se encargase del arco y su entorno. El propio convenio firmado hace más de una década con la Complutense ya contemplaba esta posibilidad. Asimismo, desde el Ejecutivo autonómico admiten que el mantenimiento del monumento es «ruinoso».
Son habituales los botellones en la zona al caer el sol. La suciedad generada, en cambio, no se limpia hasta transcurrido un tiempo. Igualmente, la presencia de personas sin hogar, que suelen pernoctar bajo la bóveda, contribuye también al incremento de desperdicios. «Vienen con sus petates y sus litronas, y hacen pis», lamentan algunos vecinos aledaños al Arco de la Victoria al citado diario.
