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Jorge Semprún y el Círculo de Lectores

Pedro Miguel Ortega

La convocatoria me llegó para el día 15 junio, en el moderno salón del Centro Cultural del Círculo de Lectores. Barrio de Retiro, calle de O’Donnell, 10; recién terminada la Feria del Libro de Madrid. La tarde, a finales de esta primavera amenazaba tormenta. Era una premonición, como si ponerse a tratar de libros en nuestro país fuera para echarse a llorar. Necesitaba romper una lanza, además de corresponder a la invitación que me enviaron.

Siempre es grato volver a una institución así. La mesa del nombramiento estuvo constituida por Fernando Carro, consejero delegado del Círculo de Lectores, el homenajeado Jorge Semprún -de inmensos cabellos canos- y José María Ridao, licenciado en filología Árabe y en Derecho, además de diplomático, quien realizó un magnífico laudatio del agasajado.

Tras la exposición y motivos que llevan al Círculo de Lectores, a distinguir como socio de honor a este autor, fue José María Ridao quien nos hizo una precisa exposición de la trayectoria de Jorge Semprún. Desde su raíces madrileñas hasta su nombramiento como ministro de Cultura, con el gobierno de Felipe González (asistente en la sala junto con Carmen Romero) entre los años 1988 y 1991. En medio, toda una trayectoria que empieza con el exilio familiar en Francia, estudió filosofía en la Sorbona, hasta participar en la Resistencia francesa durante la II Guerra Mundial; su integración en el Partido Comunista, y la posterior expulsión de dicha organización al rechazar el estalinismo; es al mismo tiempo novelista y guionista, escribiendo siempre sus obras en francés por lo cual estamos hoy ante propias traducciones, que analizan y modifican constantemente su devenir literario; el cual, nos explican, llega marcado por su dura experiencia en el campo de concentración de Buchenwald.

En breves palabras, que no pensaba ni pronunciar -nos dijo Jorge Semprún-  agradeció la presencia de varias autoridades y amigos allí presentes, así como el detalle del Círculo de Lectores al incluirle entre tan distinguidos socios de honor… según había tenido oportunidad de comprobar a la entrada. En dicho rol figuran desde los primeros socios de honor como son Don Juan Carlos I y Doña Sofía, siguiendo por Camilo José Cela, Pedro Laín Entralgo, Miguel Delibes… Hizo mención expresa de Octavio Paz, citándonos de memoria algunos versos del distinguido autor sudamericano.

Fue un acto breve, sencillo, y por tanto afectivo para los presentes. El antiguo seudónimo de Federico Sánchez, que intrigaba a los jóvenes de los años setenta, rompe así -con gratitud y seriedad- todas aquellas incógnitas merced a la pluma y su literatura o guiones cinematográficos. Felicitacio-nes pues para el Círculo de Lectores con este motivo, y también por una deliciosa exposición de numerosas obras de Jorge Semprún; tanto editadas por ellos mismos, como por otras prestigiosas editoriales. Doble razón pues de enhorabuena al Círculo, porque el escritor lo será siempre, independientemente de cualquier razón ideal que le lleve de un impresor a otro. Mientras el lector sea el mejor destino de todo autor que se precie, haber roto esta laza ha merecido la pena.

 

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