El mítico Café de Chinitas de Madrid cerró sus puertas definitivamente, dejando a la capital sin uno de sus espacios vitales del flamenco.
Así lo confirmó a ABC su dueña, Mari Carmen Mira, quien aclaró que el motivo principal de la clausura ha sido la renovación del contrato del local, aunque también señaló a la pandemia como gran responsable.
La crisis turística nunca antes vista en la capital terminó de echar por tierra las esperanzas de que la propietaria del lugar, hija de la socialité Esperanza ‘Pitita’ Ridruejo, renovara el acuerdo que terminó en junio.
Según Mira, la dueña del local ubicado en el distrito de Salamanca quiere convertirlo «en otra cosa», a pesar de que en diciembre la buena relación entre las partes llevó a prorrogar el contrato por seis meses más, sin saber lo que pasaría en marzo.
«Se cerró todo y la imposibilidad de tener un negocio nos ha llevado a la ruina total. Y mientras tanto, la propietaria sigue con la misma idea, negociando con diferentes señores que pondrían otro negocio», sentenció.
Volver a disfrutar de Chinitas en Madrid parece una utopía. Incluso para Mira, que parece resignada ante la posibilidad de darle vida a su negocio en otro lugar.
Entre los principales obstáculos que se ha encontrado, indicó la falta de licencia, el insuficiente espacio o la mala ubicación de los locales que han estado mirando desde el verano pasado.
Huella imborrable
Incontables noches del mejor flamenco quedarán guardadas en las mentes y corazones de quienes pudieron disfrutar del Café de Chinitas.
Hay quienes dicen que en el templo del tablao además se comía muy bien, siendo el pulpo a la gallega uno de sus platos estrella.
Su nacimiento se remonta a 1857, cuando el artista Gabriel López, mejor conocido como ‘El Chinitas’, dio nombre a uno de los lugares de ocio más exclusivos de Málaga, gracias al empresario Antonio María Álvarez, quien más adelante gobernaría la ciudad.
A aquel histórico local malagueño rendía homenaje el Chinitas de Madrid, luego de que un siglo después de su fundación, la familia Verdasco decidiera transformar en un tablao uno de los negocios que tenía en la cercana calle de Torija.
Desde José Mercé, Enrique Morente, Carmen Linares y El Lebrijano, hasta Dolores Amaya, Antonio Canales y Rafael Amargo; por Café de Chinitas pasó la crema y nata del flamenco. Es por ello que hoy Madrid llora su cierre definitivo.