El Teatro Real tributará esta tarde-noche un homenaje a Teresa Berganza, con motivo de su 80 cumpleaños, que la mezzosoprano madrileña acaba de celebrar, en una gala lírica que promete muchas emociones y sorpresas.
La Reina presidirá la gala, de cuyo programa tan sólo se conoce que cantarán los españoles María Bayo y Carlos Álvarez, la soprano francesa Annick Massis y el bajo barítono belga José Van Dam.
Dos batutas jóvenes vinculadas al coliseo madrileño, Alejo Pérez y Sylvain Cambreling, se alternarán en la dirección del Coro Intermezzo y la Orquesta Sinfónica de Madrid, titulares del Real.
En el programa está previsto que haya música española, zarzuela, que Teresa Berganza ha cantado en recitales por todo el mundo y grabado en numerosos discos a lo largo de una carrera a la que esta madrileña castiza, nacida en la calle de San Isidro, puso fin hace ya años, cuando la voz desapareció, como ella misma reconocía días atrás en un encuentro con periodistas.
Y también música de Rossini y Mozart, dos compositores fundamentales en la carrera operística de quien empezó muy joven y trabajó con las mejores orquestas del mundo, a las órdenes de las mejores batutas y en los más afamados teatros de los cinco continentes.
En el que ella considera el teatro de su pueblo, Madrid, el Real, Teresa Berganza no llegó a cantar en ninguna producción operística desde su reapertura en los años noventa del siglo pasado, si bien ofreció un recital lírico en una de las primeras temporadas del que no guarda muy buen recuerdo, ya que apenas dispuso de tiempo para los ensayos.
La de hoy será, pues, una velada muy especial para Teresa Berganza. "Divertida, entrañable y con muchas sorpresas", según adelantaba días atrás el intendente del Real, Gerard Mortier, principal impulsor del que será el "único homenaje grandioso" que, aunque parezca mentira, ha recibido en toda su carrera.
"Lo agradezco muchísimo. Cuando Mortier me lo propuso no lo dudé, dije que sí", ha confesado la cantante madrileña, que en los días previos no paraba de decir que se sentía "honrada y emocionada. Y nerviosa, tanto como si fuera yo la que cantara". Pero no, Berganza no cantará; ni siquiera, ha bromeado, tarareará las obras que se escucharán.
