“En una situación vergonzosa”. Así es como definen los vecinos del barrio el estado de la Plaza de Tirso de Molina, en concreto el del ‘mercado de las flores’. Se quejan de que las placas de cemento que se instalaron para plantar flores se están usando “como urinario público”, lo que provoca molestias por los olores que genera y la insalubridad que eso conlleva.
Lo que iba a ser y no fue
En el año 2005, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, hacía público el proyecto de crear en esta plaza un mercado de flores y especies vegetales, a modo de zoco como lo hay en Amsterdam o Londres. Un espacio de encuentro, tanto para madrileños como para turistas, convirtiendo esta zona en un entorno más habitado, más contemporáneo y más integrado. Sin embargo, han pasado los años y “todo está lejos de aquel propósito”, manifiestan los vecinos. De los 14 puestos que se proyectaron, ampliables hasta 20, sólo 8 se instalaron desde un principio; y en la actualidad uno de ellos se utiliza como servicio para empleados y otro está cerrado. Y aunque continúa habiendo terrazas en la plaza, lo cierto es que la situación turística comienza a estar en declive por el desagradable hedor que se desprende de cada esquina.
Pequeños olvidados
Otra de las preocupaciones de los vecinos de este entorno es el estado que presenta el parque infantil, situado cerca del Teatro Apolo. Este lugar se ha convertido en el “urinario público oficial”, asegura Isabel García, presidenta de la Asociación de Vecinos y Comerciantes Tirso de Molina-Lavapiés (ATILA). Cuenta que esta situación se ha denunciado varias veces, pero nunca se hace nada.
