La directora del corto ‘Imposible decirte adiós’, Yolanda Centeno, ha desvelado que «el dilema» de la historia «es algo muy cercano» a ella
Por Enrique Redondo
Se podría decir que ‘Imposible decirte adiós’ se ha convertido en uno de los cortometrajes que más reconocimiento han logrado en este 2021, ¿lo esperabas?
Lo que esperábamos era poder llegar al mayor número de personas y, con ello, que se sintiesen reflejadas o viesen en esta historia a otras personas que conocen. Y para eso trabajamos desde Harry, junto a Madrid en Corto, para diseñar una estrategia de festivales muy medida.
Era importante para nosotros darle al corto proyección nacional en este primer año en festivales de renombre en España, pero también darle un recorrido importante en festivales internacionales como el Shanghai International Film Festival, Los Ángeles Short International Film Festival, Tirana International Film Festival, Teherán International Film Festival, Rome Independent Film Festival… Queríamos contar una historia muy personal y local, en la que Madrid era un personaje más, pero vimos que era también una historia muy exportable y universal, así que apostamos y seguiremos apostando porque el corto viaje fuera de nuestras fronteras.
Dicen que se ha convertido en uno de los cortometrajes favoritos para los Goya…
Ojalá. Sabemos que hay cortos muy buenos. Yo adoro el formato corto, no solo como carta de presentación de directores, sino como formato en sí. Me gusta el reto que confiere la duración, la libertad creativa que se les otorga… Son oportunidades de crear pequeñas joyas que puedan viajar con el espectador toda la vida. Y estar entre los favoritos es desde luego un honor para nosotros.
‘Imposible decirte adiós’ trata una problemática social que hasta este momento casi no se había reflejado en el cine, ¿cómo ha sido la reacción al dilema que has planteado?
Pues es un dilema muy cercano para mí. Yo vivo en una familia reconstituida, donde mi pareja tiene dos hijos de un matrimonio previo. Al más pequeño lo conocí cuando era muy pequeñito y he formado parte de su vida. Para mi es un hijo, pero realmente puedo elegir entre ser una allegada, la novia de papá (que parece algo que no tiene nada que ver con él) o una madrastra, que ya sabemos que trae un peso negativo de los cuentos clásicos y las definiciones de la RAE, que no ayudan a desmitificar.
Yo necesitaba contar esta historia y ver la realidad de estas familias reconstituidas en la pantalla porque no tienen visibilidad ni se ven reflejadas, y es importante que se les dé espacio. No son familias peores que las tradicionales de padre, madre e hijos en común. Hay que normalizarlo.
Has contado con un reparto de la categoría y calidad de Alexandra Jiménez, Fele Martínez y Ruth Gabriel, ¿fue difícil embarcarles en este proyecto?
Fue una maravilla contar con ellos y se subieron al barco creyendo en el proyecto desde el principio. La implicación y la química entre todos ellos resultó inmejorable. Cuadrar agendas requería obviamente de un poco de “tetris”, pero la voluntad y el apoyo de todos ellos lo hizo posible.
Tuvieron mucho compromiso, sabían lo importante que era para mí esta historia, lo personal que me resultaba y fue una maravilla poder trabajar con ellos. Me gustaría poder trabajar todos los días con ellos… Son además personas muy sensibles y con las que hemos conectado de manera muy honesta.
¿Fue muy difícil rodar durante la pandemia?
No fue fácil porque rodamos en un momento de la pandemia muy complejo. Tuvimos el apoyo de la Film Commission de Madrid y, gracias a profesionales como Rafael Cabrera y Manuel Cristóbal, asesor audiovisual de la Consejería de Cultura de Madrid, muchos obstáculos fueron sorteados y nos facilitaron muchos procesos.
Pero había normas y protocolos, como mantener una distancia de seguridad con Darío Ibarra (el niño protagonista que interpreta a Dani) y eso impedía los abrazos, la “piel” que una historia así tenía desde su concepción. Tomamos esto como un reto y acabó siendo un plus para la historia, porque los personajes no pueden hacer lo que les sale del corazón.
Ciertas emociones quedan reprimidas, y es así como realmente adquiere más profundidad. Nadie de hecho se extraña de esa falta de contacto físico con el niño, surge de manera orgánica y natural, pero requirió un trabajo de orfebrería en el guión que emprendí junto a Jesús Luque. Tengo la suerte de poderme sentar a escribir con una persona con un talento invalorable.
Si tuvieras que definir con una palabra a ‘Imposible decirte adiós’…
Valiente.
Parece ser que ‘Imposible decirte adiós’ podría ser el germen de un largometraje… ¿Qué nos puedes contar de este proyecto?
Ese largometraje se llama ‘Tras el Verano’. El proyecto recibió el apoyo nuevamente de la Comunidad de Madrid, a través de las Ayudas a Desarrollo, y fue seleccionado por el programa Cima Impulsa entre más de 400 proyectos, para trabajarlo y desarrollarlo de la mano de los mejores profesionales y analistas de guión.
Actualmente es una coproducción de Harry y Áralan Films, a los que adoro. Estamos en la fase de financiación, espero que muy pronto podamos rodar. En el corto se pueden contar ciertas cosas, pero hay otras que no da tiempo a desarrollar.
Cada vez que alguien ve el corto y me comenta que se les ha quedado corto, nunca mejor dicho, es un nuevo impulso y una confirmación de la importancia de contar esta historia.
