La hipocresía y angostura mental de los periodistas deportivos se ha licuado de placer rasgándose las vestiduras por la agresión de Zidane a Materazzi en la Final del Mundial. Ha habido bastante imbécil que ha escrito o dicho soplapoyeces como que la figura de Zidane ha quedado manchada para siempre, que pasará a la historia como un jugador sucio, que ahora que lo pienso siempre lo fue, etc. Yo no defiendo a Zidane a pesar del cabezazo, sino a causa del cabezazo. Ya basta de marrullería italiana. Aquí todos somos muy correctos con el dolor ajeno hasta que nos mentan a los nuestros. Bravo por su disculpa ante los niños. Pero el ídolo se me hubiera caído si llega a disculparse con el macarra (c)azurro. Otro héroe, Di Stéfano, dijo que él hubiera apuntado a la cabeza.