El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero ha viajado a China para preparar la visita oficial de Pedro Sánchez a China con el presidente Xi Jinping, que se producirá previsiblemente entre los días 8 y 12 de abril , en un viaje que también llevará al presidente del Gobierno a Vietnam.
Se trataría del tercer viaje que el presidente Sánchez realiza desde que asumió la presidencia del Gobierno en junio de 2018, tras una moción de censura a Mariano Rajoy. Sorprende que en estos siete años haya mantenido tres reuniones con el mandatario chino y ninguna con el presidente norteamericano, ni con Joe Biden, y probablemente tampoco con el actual inquilino de La Casa Blanca, Donald Trump.
La irrupción de Zapatero como lobista del gigante asiático en España, a través de Gate Center, un think tank con el que está desarrollando un amplio abanico de relaciones institucionales con el gigante asiático en búsqueda de negocio. Según reconoce la propia firma en su página web, se trata de una entidad gestionada por Thinking Heads, una firma fundada y presidida por Daniel Romero-Abreu que factura ya casi 6 millones de euros y que en 2022, según las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil, aumentó sus ingresos un 30%.
Todo ello obliga a preguntarse una vez más por la naturaleza de los negocios del expresidente y su impacto en las decisiones diplomáticas del Gobierno, y consolida la sospecha de que el Plan B de Sánchez tiene en Pekín algo más que una simple casualidad.
China se ha convertido en uno de los principales socios comerciales de España, con un balance comercial en el último año entre ambos países de 52.000 millones de euros. Lo cierto es que el plan de Zapatero de acercamiento a China lleva dos décadas gestándose. Un claro ejemplo fue la creación del Consejo Asesor Empresarial Español-Chino en 2018, solo cuatro meses después de la llegada de Sánchez a Moncloa, un acto que estuvo presidido por la que entonces era ministra de Industria Reyes Maroto y que contó con la presencia del ministro de Comercio de China, Zhong Shan, todo ello bajo la batuta del expresidente Zapatero en la sombra.
Zapatero, el lobista que mantiene fuertes lazos con Venezuela y China
Zapatero ha realizado numerosos viajes a China desde que Sánchez llegó al Palacio de la Moncloa. Solo el año pasado en los meses de mayo, julio y agosto se desplazó hasta el país oriental para concertar varias reuniones con Liu Jianchao, ministro del Departamento de Enlace Exterior del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), y con el presidente del Instituto Popular Chino de Asuntos Exteriores (CPIFA), Wang Chao.
Según ha adelantado El Confidencial, para la puesta en marcha del lobby, Zapatero habría utilizado dinero y contactos de un empresario chino que fue investigado por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Se trata de Fanyong Du, alias Miguel Duch, al que el CNI llegó a denegar incluso la nacionalidad española por sus conexiones con el aparato de espionaje de Pekín. El expresidente se comprometió a «seguir trabajando» para que la Unión Europea levantase el embargo a la venta de armas a China.
Gate Center reconoce que «el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero es el presidente del Consejo Asesor del think tank Gate Center y, en esta función, recibe una gratificación acorde con lo que ocurre en otras instituciones similares», sin especificar a qué cantidad asciende, pero que podría ser de seis cifras anuales. A esto se suman los negocios que tiene Zapatero con el régimen de Maduro en Venezuela y sin dejar de contar con la pensión vitalicia como expresidente de Gobierno que suma 79.000 euros anuales.
En Venezuela, el romance entre el expresidente del Gobierno español y el Grupo de Puebla, plataforma para la coordinación de las políticas izquierdistas latinoamericanas, viene desde su fundación en julio de 2019 y supone una pieza clave en la penetración de Zapatero desde México a Argentina, pasando, cómo no, por Venezuela.
Este mismo grupo fue el que felicitó a Zapatero el 23-J de 2025, tras el resultado de las elecciones en España directa, por haber conseguido «frenar el avance de la ultraderecha»