Residentes de las calles de Los Molinos, Nuestra Señora del Carmen y en el entorno de la plaza de Canal de Isabel I han alzado su voz
Por Jhon D. Ramos
Un grupo de vecinos del barrio de Berruguete, en el distrito de Tetuán, ha denunciado que atraviesan un sinvivir producto del ruido que provoca una discoteca y de los botellones que se hacen por la zona, la suciedad que deja la gente que asiste a esas fiestas y la inseguridad que invade el lugar, en el que además conviven algunos indigentes y personas sin hogar.
En vista de esta problemática, desde El Distrito nos hemos puesto en contacto con estas personas -las cuales han querido declarar bajo anonimato por motivos de seguridad-, residentes de portales ubicados en las calles de Los Molinos, Nuestra Señora del Carmen y en el entorno de la plaza de Canal de Isabel II.
«Padecemos tres problemas principales: suciedad, ruido e inseguridad. Estamos convencidos de que todos ellos se producen en gran medida por culpa de una discoteca llamada KLK, la cual produce una suciedad tremenda porque la gente cuando sale de la discoteca, se queda afuera de botellón haciendo ruido. Los contenedores que están en la esquina los utilizan como baño, y además hay peleas en las que se han lanzado botellas, por lo que en múltiples ocasiones hemos tenido que llamar a la Policía durante la madrugada», ha relatado una vecina.
Al buscar en Internet el nombre de esta discoteca, situada en el número seis de la calle Nuestra Señora del Carmen, se pueden encontrar diversas denuncias realizadas a través de las redes sociales. Una de ellas, de un residente de la zona, asegura que el local acumula hasta 27 infracciones, pero ninguna de ellas ha provocado su cierre.
«La discoteca opera desde que se reactivó el ocio nocturno tras la pandemia. Hemos llamado a la Policía cualquier cantidad de veces por los constantes incidentes, pero lo que nos han dicho cuando han venido es que se les escapa de las manos porque no tienen suficientes patrullas y agentes como para hacer una vigilancia permanente en el lugar, con lo cual la gente se comporta mientras están los funcionarios presentes, pero apenas se van, vuelven a actuar de manera indebida», ha relatado.
Alcohol y droga a toda hora
Otro de los vecinos consultados por este periódico afirma que «en la plaza hacen botellones todos los fines de semana, incluso en presencia de menores de edad», y que luego en las mañanas amanecen los alcorques y alrededores llenos de latas y botellas de cerveza, «amén del trapicheo de drogas y el insoportable ruido» al que son sometidos sus familiares y el resto de personas que viven allí.
«Los comercios de la zona tampoco ponen de su parte, no solo no reciclan, sino que tiran todo fuera de los contenedores. Incluso utilizan contenedores que no son los que les corresponden, porque los de sus calles están hasta arriba y las aceras están totalmente contaminadas. Hace falta colaboración de todas las partes y que las autoridades castiguen severamente estas conductas para que esto empiece a cambiar. Además, sería propicio también que instalaran cámaras de seguridad en estas calles y que aumentara la vigilancia policial», han exigido.
Aunado a ello, una de las vecinas ha comentado que «niños, adolescentes y hasta adultos juegan con pelotas y golpean a los transeúntes y demás ciudadanos que están sentados en la plaza», la cual se ha convertido en una especie de lugar sin ley en la que «se infringen las leyes todos los días y a toda hora».
«Una serie de incivilizados se está apropiando de nuestro espacio y está violando nuestros derechos. Ni siquiera se les puede decir nada porque enseguida te caen encima, se ponen agresivos. A veces hasta en la madrugada sigue habiendo menores de edad golpeando la pelota contra las paredes de los edificios que están frente a la plaza», ha lamentado indignada.
Condenados a «malvivir»
Otro de los problemas mencionados por este grupo de vecinos, que se han puesto de acuerdo a través de un grupo de WhatsApp para denunciar y buscar soluciones, es la suciedad. «Vivimos llamando constantemente a los entes competentes para que vengan a limpiar, pero lo que queda en evidencia es que no hay una limpieza periódica, solo vienen cuando uno llama», ha explicado.
Por otra parte, comentan que «los contenedores, que están justo a la entrada de un edificio, son utilizados como aseo público». «Ahí he visto a gente defecando, la acera a menudo está manchada de heces tanto de la gente que se la pasa ingiriendo alcohol en la plaza, como de las mascotas de algunos vecinos que pareciera no importarle el barrio», comenta con resignación.
Asimismo, ha aseverado que el hecho se repite en «una de las entradas y salidas de mercancía» de un Supercor que está en la plaza de Canal de Isabel II. «Los borrachos mean ahí y luego el establecimiento mete y saca alimentos por ese lugar sin ser previamente aseado, pues además lo utilizan para guardar sus contenedores. En alguna ocasión hasta vi a una pareja teniendo relaciones sexuales en ese rincón. Lo peor es que al Supercor parece no importarle, he reclamado por los canales oficiales y solo obtuve como respuesta que no lo sabían, que tomarían cartas en el asunto, pero hasta ahora no han hecho nada al respecto», ha sentenciado.
Finalmente y, no por eso menos importante, han querido subrayar también el problema de la inseguridad. «Hay vecinos que han sido víctimas de la inseguridad, y también que han visto cómo roban a otra gente, porque además hay indigentes que ya viven en la zona dentro de una especie de chabolas que se han armado, lo cual no solo perjudica a los vecinos, sino también a los comercios», han concluido.
