Tras varios años de protestas y movilizaciones, los residentes de las calles Gómez de Avellaneda y Los Collados han visto cumplidos sus espectativas. Este entorno, paralelo a la calle Alcalá, lucirá en un plazo de seis meses una nueva y esperada imagen. Por fin las pancartas de protesta que han decorado las ventanas de los vecinos durante un largo tiempo se han retirado; por fin la frase “Gallardón arregla este rincón” ha surtido efecto.
Con un presupuesto de casi un millón y medio de euros, el Ayuntamiento de la ciudad ha decidido poner fin a la angustiosa situación que vivían decenas de familias madrileñas. Con estas obras, que comenzaron durante el verano, se están urbanizando parcelas valladas provisionalmente, pertenecientes al eje que definen las calles Gómez de Avellaneda y Los Collados, en el ámbito comprendido entre la calle del Lago Constanza y la Travesía de Vázquez de Mella. De esta manera se conseguirá ordenar el estacionamiento de la zona y los giros de los vehículos, así como dar continuidad al tránsito de coches y de peatones mediante semáforos. Asimismo, está previsto el apeo de las unidades arbóreas que actualmente coinciden con la traza de la futura nueva calzada.
El proyecto busca también la supresión de barreras arquitectónicas; y para ello, se están levantando las aceras y calzadas que se encontraban en mal estado. Las zonas terrizas serán cajeadas en profundidad y así se definirán las nuevas rasantes, eliminando también los muretes o plataformas de hormigón en masa que existían hasta ahora.
El Ayuntamiento quiere aprovechar también esta remodelación para reforzar e implantar nuevas redes de los servicios de alcantarillado y alumbrado. Se están colocando tubulares con sus correspondientes pozos de registro, sumideros y absorbederos para la recogida de aguas pluviales, y colectores proyectados que discurren bajo la calzada. De esta manera 50 nuevos puntos de luz darán continuidad lumínica a todo el eje proyectado.
Los vecinos podrán disfrutar en un corto periodo de tiempo de la nueva imagen de su realidad más cercana: su calle.
