Que Madrid está ocupada, en gran medida, por obras es algo real que está a la vista de todos los madrileños. Que estas reformas van a suponer una mejora en las infraestructuras de la ciudad, también es un hecho evidente. Sin olvidar que, muchas de estas actuaciones, que se están llevando a cabo a día de hoy, responden a históricas demandas de los vecinos.
Las molestias que ocasionan estas obras son, en buena medida, comprendidas por los afectados por aquello de que quien algo quiere algo le cuesta; pues hasta ahora, no se ha encontrado el método de asfaltar una calle sin necesidad de grúas, ruidos y polvo. Pero a pesar de que los pertinentes incordios son, hasta cierto punto, justificados hay casos en los que no se pueden ni deben tolerar. Este es el ejemplo de algunas de las actuaciones de este distrito que se están realizando en edificios contiguos a las vías públicas. El problema nace en el momento en que para llevar a cabo estas obras se invaden las aceras y calzadas, con acumulaciones de materiales y maquinarias. Todo ello dificulta la movilidad peatonal, a veces incluso la vehicular también, pues se trata de la ocupación de espacios públicos como pasos de cebra, plazas de aparcamiento… En ocasiones, tal y como afirma el Grupo Municipal Socialista, la colocación de andamios en algunos edificios es de dudoso cumplimiento con respecto a la normativa que los regula. Este asunto fue uno de los protagonistas en el último Pleno del distrito; una proposición de la oposición que la concejala acogió con los brazos abiertos recordando, además, que el cuidado de la vía pública es un hecho que nos incumbe a todos.
