El Valle de los Caídos: Reconciliación y rencor político

El Valle de los Caídos, uno de los monumentos más emblemáticos de la historia contemporánea de España, está hoy más amenazado que nunca. Lo que fue concebido como un lugar de reconciliación nacional tras la Guerra Civil, es objeto de una campaña sistemática de profanación, revisionismo y desprecio promovida por un Gobierno que muchos califican ya de autoritario y sectario.

Desde hace años, y especialmente con los gobiernos socialistas, se ha intensificado una operación política para desacralizar el Valle y transformarlo en algo completamente ajeno a su esencia. Las palabras “memoria democrática” se han convertido en una coartada para reescribir la historia, eliminar cualquier vestigio del bando vencedor en la Guerra Civil y destruir físicamente símbolos religiosos y patrióticos como la Cruz más alta de la cristiandad.

¿Quieren convertir el Valle de los Caidos en un parque temático ideológico?

Las intenciones del Gobierno con respecto al Valle de los Caídos no se han explicado con claridad. Mientras se oculta la hoja de ruta final, se filtran propuestas que van desde convertirlo en un “centro de memoria histórica” hasta transformarlo en un espacio turístico sin contenido religioso ni simbólico. En la práctica, lo que se busca es aniquilar su carácter católico y patriótico.

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Peor aún es el uso del término “Cuelgamuros”, una forma burlesca de referirse al lugar, popularizada por sectores ideológicos que jamás han aceptado la reconciliación ni la concordia que simboliza el monumento.

La complicidad institucional y eclesiástica

El ataque al Valle de los Caídos no sería posible sin la colaboración silenciosa o directa de instituciones que deberían protegerlo. La Conferencia Episcopal Española, a pesar de la historia de persecución religiosa durante la Segunda República (con más de 7.000 religiosos asesinados por el Frente Popular), permanece prácticamente muda ante los ataques al Valle, que incluye la expulsión de los monjes benedictinos.

Del mismo modo, el Gobierno de la Comunidad de Madrid, a pesar de tener competencia para declarar el Valle Bien de Interés Cultural (BIC), ha optado por no hacerlo, por razones políticas o por temor a la presión mediática. Este silencio y esta pasividad legitiman la destrucción simbólica del monumento.

Zapatero, el origen del revisionismo agresivo

Si hoy se profana el Valle de los Caídos, se amenaza con ilegalizar la Fundación Francisco Franco y se persigue a partidos como Vox, es en gran medida por el legado ideológico de José Luis Rodríguez Zapatero. Fue él quien instauró la llamada Ley de Memoria Histórica, germen de lo que hoy se ha transformado en una maquinaria de odio, censura y polarización.

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El sistema actual integra sin problemas a antiguos miembros de ETA, como Josu Ternera o Txapote, pero expulsa moral y mediáticamente a víctimas como Ortega Lara. Se señala al PP por pactar con Vox, mientras el PSOE se apoya en proetarras, separatistas, comunistas y golpistas para mantenerse en el poder.

Un Gobierno sin legitimidad moral

Es contradictorio que el actual Gobierno se atreva a hablar de democracia y memoria mientras censura la historia, reescribe el pasado a conveniencia y persigue a la disidencia política. Quienes defienden el legado histórico, la tradición cristiana, la unidad de España y el orden constitucional son etiquetados como “fascistas”, mientras los apologetas del terrorismo son blanqueados desde instituciones y medios afines.

Este Gobierno, como ocurre siempre con los regímenes de inspiración comunista, actúa sin freno moral, amparado en leyes arbitrarias y en la desmovilización de una sociedad que ha sido lobotomizada culturalmente por décadas de ingeniería social.

¿Y la Iglesia?

Muchos fieles se preguntan: ¿Dónde está la Iglesia Católica española? ¿Por qué guarda silencio ante la expulsión de religiosos, la profanación de lugares sagrados, y la amenaza constante a sus símbolos más importantes? Todo parece indicar que la única “cruz” que algunos obispos defienden con vehemencia es la que aparece en la casilla de la declaración del IRPF.

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La falta de firmeza de la jerarquía eclesiástica ante la persecución de los valores cristianos en España es tan preocupante como reveladora. La historia parece repetirse, pero esta vez con una parte de la Iglesia mirando hacia otro lado.

Defender el Valle es defender la historia, la fe y la verdad

El Valle de los Caídos no es solo un monumento. Es un símbolo de reconciliación, de fe y de memoria. Quienes hoy buscan eliminarlo no quieren justicia ni verdad: quieren revancha, poder y olvido selectivo. Quieren imponer una visión única de la historia donde solo tienen cabida los suyos.

Frente a esta amenaza, la sociedad española debe despertar. No se trata de nostálgicos ni de franquismo; se trata de defender la historia tal como fue, los valores que nos construyeron, y la libertad de expresión frente a la dictadura del pensamiento único. Porque quien controla el pasado, controla el presente.

 

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