TV3, la televisión pública catalana, no solo representa uno de los mayores despilfarros del sistema autonómico español, sino que también se ha convertido en el mayor instrumento de propaganda del separatismo catalán. Con más de 300 millones de euros de presupuesto al año y una plantilla hinchada que supera incluso a las grandes cadenas privadas nacionales, TV3 es un ejemplo escandaloso de cómo el dinero de los contribuyentes se utiliza para financiar una agenda política excluyente y sectaria.
Más cara que cualquier televisión autonómica y más ineficiente
Con más de 330 millones de euros anuales en presupuesto público, TV3 es la televisión autonómica más cara de España con diferencia. El dato es aún más indignante si se compara con la eficiencia de cadenas como EiTB (País Vasco), Canal Sur (Andalucía) o Telemadrid. Ninguna de ellas se acerca al gasto descontrolado de la televisión catalana.
Pero la comparación más reveladora llega cuando miramos a las televisiones privadas. Mientras Atresmedia (Antena 3, La Sexta…) y Mediaset (Telecinco, Cuatro…) operan en todo el país, generan beneficios y mantienen miles de empleos sin recibir un solo euro de dinero público, TV3 se mantiene a flote únicamente gracias a los fondos públicos, sin control, sin rendición de cuentas y sin ningún interés en ofrecer una programación plural ni de calidad real.
Una plantilla inflada que cuesta millones en sueldos
TV3 mantiene más de 2.300 empleados. Sí, has leído bien. Una televisión autonómica con más personal que la mayoría de grupos privados de ámbito nacional. ¿Para qué? ¿Para justificar su existencia? ¿Para blindar una estructura clientelar que garantiza lealtades políticas?
Mientras tanto, cadenas como Antena 3 o Telecinco operan con plantillas mucho más reducidas, mayor producción de contenido y audiencias más amplias. El sobredimensionamiento de TV3 no responde a criterios técnicos, sino políticos. Es un auténtico “chiringuito” institucional, convertido en agencia de colocación para afines al separatismo.
TV3: altavoz oficial del independentismo catalán
Pero si el despilfarro económico es grave, el adoctrinamiento ideológico lo es aún más. TV3 ha dejado de ser hace mucho tiempo un medio público. Es un instrumento de agitación y propaganda del secesionismo catalán, pagado con el dinero de todos.
En lugar de informar, TV3 manipula, oculta y tergiversa. Su línea editorial es la misma del separatismo radical. Todo lo español es malo, todo lo catalán (siempre que sea independentista) es virtuoso. No hay pluralidad, no hay debate real, no hay autocrítica. Solo hay un mensaje: “España nos oprime, Cataluña debe liberarse”.
Algunos ejemplos que confirman la deriva totalitaria de TV3: • Presentadores alabando a exterroristas como Carles Sastre, condenado por el asesinato de un empresario, llamándolo “gran reserva del independentismo”. • Programas infantiles usados como herramienta de adoctrinamiento, donde se ensalza el referéndum ilegal del 1 de octubre como una gesta heroica. • Reporteros celebrando públicamente ataques a la Guardia Civil, como en la famosa escena del periodista saltando sobre el coche patrulla destrozado. • Tertulias y programas como FAQS, en los que la pluralidad brilla por su ausencia, y donde el independentismo es presentado como única opción legítima.
TV3 no es solo un medio politizado. Es una televisión pública colonizada por una ideología excluyente, que ha convertido a quienes no comulgan con el separatismo en ciudadanos de segunda. El pluralismo brilla por su ausencia, y el dinero público se utiliza para reforzar una narrativa tóxica y divisiva.
El coste moral y democrático de mantener TV3
No solo hablamos de millones de euros tirados año tras año. Hablamos de una televisión que ataca los principios básicos de cualquier democracia sana: pluralismo, neutralidad, y servicio público real. TV3 no representa a toda Cataluña. Representa a un grupo político que ha secuestrado las instituciones y que utiliza los medios para perpetuarse en el poder.
TV3 insulta la inteligencia de los catalanes que no son separatistas, ignora su existencia, y los condena al silencio. Es una televisión para unos pocos, pagada por todos. Y eso es inaceptable en una sociedad libre.
Cerrar, reformar o auditar TV3, pero no mirar hacia otro lado
Mientras miles de catalanes sufren listas de espera sanitarias, recortes en educación o impuestos asfixiantes, la Generalitat sigue destinando cientos de millones de euros a mantener un canal ideologizado, ineficaz y manipulado.
TV3 debería ser cerrada, reformada desde sus cimientos o sometida a una auditoría externa e independiente. No se puede permitir que una televisión pública actúe como un brazo mediático del separatismo radical. El dinero público debe estar al servicio de todos, no de una causa política.
Basta de financiar la mentira. Basta de premiar el adoctrinamiento. Basta de TV3 como fortaleza del independentismo. Cataluña necesita medios públicos, sí, pero al servicio de la verdad y de todos los catalanes, no solo de los de la estelada.