El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha ordenado atacar Yemen en lo que ha denominado «acción militar decisiva y contundente» contra la insurgencia hutí de Yemen en represalia por su campaña de ataques contra la navegación en el mar Rojo, y cuyo telón de fondo es, en último término, un serio aviso a Irán, la gran potencia que respalda a los milicianos yemeníes.
«Hoy he ordenado a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos que emprendan una acción militar decisiva y contundente contra los terroristas hutíes en Yemen, quienes han librado una campaña implacable de piratería, violencia y terrorismo contra buques, aeronaves y drones estadounidenses y de otros países», ha anunciado Trump en su cuenta de su plataforma Truth Social con un mensaje en el que exige abiertamente a Teherán que cese «inmediatamente» su apoyo a los «terroristas hutíes» o se enfrentará a una severa respuesta norteamericana.
De momento, el Ministerio de Salud hutí ha denunciado 13 civiles muertos y otros nueve heridos en unos bombardeos que han alcanzado, asegura, zonas residenciales de la capital y que ha descrito como «un crimen de guerra en toda regla». El miembro del politburó del movimiento Ansarulá (los hutíes), Mohamad al Bujaiti, ha asegurado que «la implicación de Estados Unidos en la agresión contra Yemen es injustificada» y que las milicias responderán «a una escalada con otra».
Fuentes locales yemeníes han confirmado en un primer momento a la cadena panárabe Al Arabiya al menos cinco explosiones en la capital del país, Saná, bajo control del movimiento insurgente desde hace más de una década. Las detonaciones han destruido un cuartel del movimiento en el barrio de Al Jarf y han alcanzado también las inmediaciones del aeropuerto, al norte de la capital.
Minutos antes de que Trump anunciara el comienzo de la operación, fuentes de seguridad estadounidenses han avanzado al diario ‘The New York Times’ que los bombardeos irían dirigidos contra «decenas de objetivos» bajo control de la insurgencia, en un ataque contra el arsenal hutí, particularmente en Saná, que podría durar «varios días» dado que se encuentra enterrado a gran profundidad.
Según las fuentes del ‘NYT’, algunos asesores de seguridad querían emprender una campaña más agresiva y extender los bombardeos al norte del país, bajo control insurgente, pero Trump ha paralizado de momento esta opción y se conforma con lo que es, hasta el momento, una versión más dura de los ataques previos ordenados por su predecesor, Joe Biden: una respuesta «patéticamente débil», en palabras del actual presidente, «que no ha impedido a los hutíes, sin control alguno, seguir atacando».