El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado un nuevo acuerdo comercial con China en el marco de las tensiones entre ambos países tras la guerra arancelaria desatada por la Casa Blanca. El mandatario ha celebrado que el acuerdo «está cerrado a falta de la aprobación final del presidente Xi y la mía».
Según ha explicado Trump, China suministrará de forma prioritaria tierras raras y minerales magnéticos, mientras que Estados Unidos permitirá la expedición de nuevos visados y el acceso de estudiantes chinos a las universidades estadounidenses. Con respecto a los aranceles, Estados Unidos aplicará a China un 55%, mientras que a Washington se le aplicará un 10%. «¡Nuestra relación es excelente!», ha recalcado.
El secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, ha indicado en declaraciones a la prensa tras dos días de negociaciones en Londres que el acuerdo implica «poner carne sobre el hueso» del marco alcanzado en Ginebra y ha reiterado que el «objetivo fundamental» del presidente Trump es «reducir el déficit comercial y aumentar el comercio».
«La diferencia esta vez es que los dos presidentes –en referencia a Trump y a su homólogo chino, Xi Jinping– hablaron por teléfono, crearon el pilar que supone la base sobre la que se construirá este marco. Es una combinación del consenso de Ginebra, sumado con la llamada telefónica del presidente, lo que nos hace tener gran confianza en que podremos resolver esto», ha manifestado, al tiempo que ha incidido en que «el acuerdo es completo».
«Los presidentes están detrás del mismo», ha señalado Lutnick, quien ha hecho hincapié en que el mismo «es realmente beneficioso para Estados Unidos y para China y la economía china». «Ahora, Trump tiene que aprobarlo. La parte china tiene que llevarlo a su presidente. Cuando eso esté terminado, volveremos a contactar por teléfono y empezaremos a aplicar este acuerdo», ha explicado.
Así, ha defendido que el marco de Ginebra fue «el primer paso» y ha argumentado que posteriormente había que «acabar con la negatividad». «Por algún motivo, no estaba avanzando. Iba muy lento, de forma muy dolorosa. Había que ponerlo sobre la mesa. Lo más importante es que Trump y Xi hablaron por teléfono y generaron el pilar fundamental sobre el que poder trabajar», ha argüido.
«Ahora podemos avanzar e intentar mantener un comercio positivo, un comercio creciente, que sea beneficioso tanto para China como para Estados Unidos», ha defendido, antes de esgrimir que Washington espera que este nuevo acuerdo permita «solucionar» las diferencias en torno a las tierras raras. «Eso es una parte fundamental», ha destacado el secretario de Comercio estadounidense.
Por su parte, el viceministro de Comercio chino, Li Chengang, ha destacado que las conversaciones han sido «profesionales, racionales y profundas» y ha confirmado que los dos países han alcanzado un principio de acuerdo sobre un marco para aplicar el consenso alcanzado entre Trump y Xi durante su conversación del 5 de junio y los puntos ya pactados en Ginebra.
Li ha destacado además que las autoridades chinas esperan que los progresos logrados en Londres permitan «fortalecer la confianza» entre ambos países y que ayuden a «promover un desarrollo rápido y sano de los lazos económicos y comerciales entre ambos países», antes de ahondar en que estos contactos «dan energía positiva al crecimiento económico global», según ha recogido la agencia china de noticias Xinhua.
El pasado 12 de mayo, después de las conversaciones entre representantes de ambos Gobiernos en Suiza, Estados Unidos y China anunciaron la suspensión durante un periodo inicial de 90 días de una parte sustancial de los aranceles aplicados mutuamente.
De este modo, Estados Unidos suspendió los aranceles recíprocos implementados sobre las importaciones procedentes de China, que pasaron a estar gravadas en un 30% desde el 145%, mientras que China recortó las tarifas aplicadas a las importaciones desde EEUU al 10%, frente al 125% anterior al acuerdo.