El que avisa no es traidor y EL DISTRITO lo hizo en su edición anterior. El novillero, Carlos Guzmán, esperaba su oportunidad en Las Ventas y a buen seguro que no la desaprovechó.
Amaneció el 30 de septiembre en Madrid con nubes en el cielo. Nubes que amenazaron lluvia toda al mañana pero que respetaron a los alumnos de la Escuela de Tauromaquia y a los aficionados que se acercaron a disfrutar del buen toreo, el toreo puro y valiente de estos jóvenes novilleros.
Destacó entre todos Carlos Guzmán, por su toreo serio y pausado. Siempre por encima de los novillos que le tocaron en suerte, sin duda los peores de la mañana. Dos orejas que le abrieron la Puerta Grande de Madrid y que le ayudan a mirar el futuro con más optimismo.
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