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Admite que atracó tres veces el ‘Telepizza’ y rebaja su condena

Telepizza rebaja condena
Telepizza ubicado en la calle Sierra de Albarracín (Google Maps)

El ‘payaso justiciero’ admite que atracó tres veces un Telepizza y logra una rebaja de diez años de cárcel a su condena

Un atracador reincidente acusado de robar hasta en tres ocasiones en el Telepizza de Entrevías en menos de diez días, y en una pastelería de la misma zona de Puente de Vallecas, ha logrado en el juicio una rebaja de diez años de cárcel a su condena, de 24 años que pedía el fiscal a casi catorce años, por la aplicación de atenuantes de trastorno mental, adicciones y reparación del daño.

«Le llamábamos el payaso justiciero porque iba con un gorro de ducha, con un pañuelo morado y dos pistolas, que seguramente fueran de mentira. Ahora nos da risa, pero cuando estás ahí no te lo tomas a tontería». Con estas palabras relataba  los hechos uno de los empleados que sufrió los robos en mayo de 2019.

En la época de los hechos, Roberto A.G. acababa de salir de la cárcel. A los días de ser excarcelado, cometió casi un robo por día. «Iba por todos los comercios, una farmacia, una pastelería… Al final, los secretas se pusieron en la zona y le pillaron», ha comentado otro de los testigos del juicio.

La fiscal pedía 24 años de prisión por cuatro delitos de robo con violencia, uno de ellos en grado de tentativa. Pero la condena ha tenido una rebaja de diez años al alcanzar el acusado de robar en el Telepizza un acuerdo con la fiscal y la acusación particular. De este modo, ha aceptado una pena de casi catorce años de cárcel al aplicársele atenuantes por el trastorno de bipolaridad que sufre y sus adicciones a la cocaína y a la heroína.

 

«Sí, señoría, lo hice»

Los empleados han narrado que el hombre solía ponerse un gorro de ducha y un pañuelo para que le cubriera el rostro. Entraba en el local y comentaba que era «inspector de la franquicia». Tras ello, exhibía su arma y cogía la caja registradora. El juicio apenas ha durado unos minutos. El procesado ha reconocido los hechos que recoge la acusación. «Sí, señoría, lo hice», ha comentado el hombre de unos 60 años. Tras ello, se ha tapado la cabeza con la capucha y ha salido de la sala cabizbajo.

La Fiscalía le atribuye la comisión de tres robos con violencia en menos de dos meses en el mismo establecimiento de Telepizza en la calle Sierra de Albarracín, en Puente de Vallecas. En el primero, cometido 26 de mayo de 2019, el atracador «compelió a uno de sus empleados a tirarse al suelo. Mientras, agarraba a otra trabajadora y le colocaba un objeto no identificado contra el cuello, ordenándole abrir la caja registradora». De esta manera se hizo con un botín que ascendió a 600 euros.

El segundo robo tuvo lugar el 3 de junio cuando entró en el establecimiento portando dos armas, «cuyas características se ignoran», para con una de ellas golpear «fuertemente» en la cabeza al encargado «al que no consta que le ocasionara lesiones», para robar 155 euros.

El último robo en este establecimiento lo perpetró el 13 de junio. Allí, «tras exhibir un arma, cuyas características se ignoran, se apoderó de la caja registradora, abandonando seguidamente el lugar, adueñándose de los 300 euros que había de recaudación en su interior».

El encargado del establecimiento, otro distinto mismo al del segundo robo, salió tras el asaltante al que localizó agazapado entre dos vehículos, «por lo que le pidió que devolviera la caja registradora, negándose a ello el acusado, quien, con el ánimo de amedrentarle, exhibió un cuchillo y un arma mientras le advertía de que «no se metiera en líos» para luego darse a la fuga con la caja sustraída, que fue recuperada en sus inmediaciones sin dinero.

 

Acusado por atracar también una pastelería

También está acusado de intentar atracar una pastelería exhibiendo lo que «aparentemente» era una pistola. Lo que ocurrió fue que tras exigir al dueño del establecimiento a que le entregara el dinero, se hizo con la caja registradora «tras lo cual comenzó un forcejeo, que continuó en la calle, donde fue auxiliado, momento en que el acusado exhibió lo que aparentaba ser otra arma de fuego que llevaba oculta en el pantalón, consiguiendo de esta forma abandonar el lugar, pero sin conseguir lograr su objetivo que era la caja registradora».

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