La presión sobre Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE y mano derecha de Pedro Sánchez, crece día a día a medida que avanza la investigación del llamado ‘caso Koldo’, Aunque por ahora no está formalmente imputado, las últimas revelaciones de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil lo sitúan en una posición cada vez más comprometida y en el partido socialista lo saben.
Según las filtraciones recientes, la UCO ultima un informe «demoledor», tras las escuchas realizadas y las investigaciones patrimoniales de su persona y miembros de su entorno familiar que vincularía directamente a Cerdán con pagos irregulares y regalos de alto valor, incluyendo un Audi de gama alta para él y un Volvo para su esposa, supuestamente entregados como contraprestación por adjudicaciones públicas.
Entre los archivos recogidos en los registros de febrero de 2024 figurarian grabaciones explícitas de Cerdán y Koldo hablando de mordidas y adjudicaciones dirigidas.
Además, Víctor de Aldama, presunto intermediario de la trama, habría afirmado ante el juez que entregó en mano a Cerdán un sobre con 15.000 euros en efectivo.
Santos Cerdán: del “tranquilo” al incómodo silencio
Aunque Santos Cerdán ha intentado proyectar una imagen de calma, afirmando estar «muy tranquilo» y que «no hay nada» que lo incrimine, sus recientes apariciones públicas reflejan un tono mucho más contenido, incluso nervioso. Fuentes del propio partido reconocen en privado que el diputado navarro evita las cámaras y ha reducido al mínimo su exposición pública. La posibilidad de que el Tribunal Supremo solicite un suplicatorio al Congreso si prospera el informe de la UCO genera inquietud real en Ferraz.
¿Por qué este nerviosismo? Porque, a diferencia de otros implicados como José Luis Ábalos, que fue apartado de inmediato, Cerdán sigue ocupando el cargo de secretario de organización del PSOE. Si las pruebas que investiga la Guardia Civil se confirman, el escándalo podría tener un coste político devastador para el núcleo duro del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez.
El PSOE cierra filas: apoyo a su secretario de Organización
A pesar de las graves sospechas, el PSOE no solo mantiene a Cerdán en su puesto, sino que se ha volcado en su defensa. La presidenta de Navarra, María Chivite, ha asegurado que «pone la mano en el fuego» por su compañero. Del mismo modo, el presidente catalán Salvador Illa ha exigido respeto hacia quien considera víctima de un “linchamiento mediático”.
Incluso José Luis Rodríguez Zapatero ha salido en defensa de Cerdán, criticando que se filtren informes que todavía no han sido ratificados por el juez instructor. «No le sienta bien a la democracia», ha dicho el expresidente, en una declaración que parece más orientada a la protección del partido que a la búsqueda de transparencia.
Esta actitud de cerrar filas sin condiciones ha generado críticas tanto dentro como fuera del socialismo. Algunos miembros del propio partido en privado consideran que el PSOE está cometiendo el mismo error que el PP con Luis Bárcenas en su momento, al negar la evidencia mientras crecen los indicios y seguir apoyándole en público, como ha hecho recientemente el ministro de Justicia, Félix Bolaños.
La estrategia del negacionismo oficial podría acabar convirtiéndose en un bumerán político si el informe de la UCO confirma las sospechas.
Un caso que se convierte en símbolo
El caso Koldo ya no es solo una trama sobre mascarillas. Se ha convertido en el símbolo de cómo la corrupción puede anidar en los aledaños del poder, incluso en los momentos más críticos de un país, como fue la pandemia. Y si Santos Cerdán, número tres del PSOE y uno de los arquitectos de las negociaciones con independentistas, acaba siendo imputado, el golpe sería directamente al corazón del aparato socialista.
Además, el reciente incidente protagonizado por una periodista de OKDiario, que intentó acceder al domicilio de Cerdán haciéndose pasar por repartidora, ha sido utilizado por el partido como argumento para denunciar un “acoso ultraderechista”. Sin embargo, esta reacción ha sido vista por muchos como una maniobra de distracción, intentando centrar el debate en la forma y no en el fondo: ¿Recibió Cerdán dinero o regalos a cambio de contratos públicos?
Mientras se espera que la UCO entregue el informe definitivo al Tribunal Supremo en un plazo aproximado de sos semanas, la figura de Santos Cerdán se encuentra bajo una sombra cada vez más alargada. Su nerviosismo es ya palpable, aunque el mensaje oficial sea el de la tranquilidad. Y el PSOE, lejos de marcar distancias o abrir una investigación interna, refuerza el blindaje político de uno de sus hombres fuertes.
Pero si el informe confirma las sospechas, Pedro Sánchez se enfrentaría no solo a un problema judicial con una posible imputación de su número dos, sino a una crisis de credibilidad que puede costarle muy caro. El tiempo —y la justicia— dirán si la apuesta por proteger a Cerdán fue una muestra de lealtad… o un error estratégico de consecuencias profundas.