En medio de una creciente ola de escándalos por corrupción, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha optado por una estrategia de silencio y resistencia. En lugar de dar la cara ante los medios de comunicación o comparecer en el Congreso para explicar los casos que cercan a su entorno, el líder socialista ha elegido atrincherarse en La Moncloa y aguantar la legislatura hasta 2027, evitando cualquier exposición pública que pueda debilitar aún más su imagen.
El pasado viernes, en la Conferencia de Presidentes y ante la petición de los líderes territoriales del PP donde le exigían que convocara elecciones por la situación de degradación democrática como consecuencia de los casos de corrupción que acorralan a Sánchez, el presidente respondió: «las elecciones serán en 2027, cuando toquen».
El escándalo más reciente que sacude a la cúpula del PSOE gira en torno a Leire Díez, «la fontanera del PSOE».exdirectiva de Correos, con una participación clara en las cloacas de partido, ha sacado a la luz presuntas irregularidades en el voto por correo y las maniobras para intentar descabezar a la Unidad Operativa de la Guardia Civil (UCO).
La mano derecha del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, que también está en el ojo del huracán por las investigaciones que está llevando a cabo la UCO por un presunto cobro de comisiones de obras públicas, sumado a las imputaciones de Begoña Gómez, mujer del presidente y de su hermano, David Sánchez, pone aún más presión al inquilino de la Moncloa.
Las conexiones de Díez con personajes del entorno socialista han puesto al presidente en una situación incómoda, aunque Sánchez no ha realizado ninguna declaración pública al respecto, como estrategia para evitar responder ante los periodistas desde el 29 de abril, en un tema que incomoda especialmente al entorno del presidente.
Sánchez no concede entrevistas y evita las preguntas de los periodistas
Desde su controvertida carta a la ciudadanía, en la que amagó con dimitir tras la apertura de diligencias contra su esposa, Begoña Gómez, el presidente ha adoptado un perfil bajo, Pedro Sánchez ha evitado entrevistas abiertas, ha reducido sus comparecencias y se ha refugiado en actos controlados y foros internacionales, donde no se le exige rendir cuentas sobre los asuntos internos.
La estrategia es clara: no alimentar el escándalo. La dirección del PSOE busca que el tiempo diluya el impacto mediático de los casos que amenazan la estabilidad del Gobierno. Mientras tanto, la oposición acusa a Sánchez de «cobardía política» y de estar «secuestrado por sus propios escándalos».
Pese al desgaste político y mediático, Pedro Sánchez cuenta con una mayoría parlamentaria que le permite sostenerse, a pesar de no tener presupuestos y estar prorrogados desde 2022. El apoyo de Sumar, ERC, Bildu y Junts sigue siendo clave para evitar una moción de censura o un adelanto electoral, para evitar que el PP pueda gobernar de la mano de VOX.
Moncloa confía en que esta aritmética le permita aguantar hasta las elecciones de 2027, sin necesidad de asumir responsabilidades políticas en el corto plazo.
Los escándalos judiciales no han mermado, por ahora, el apoyo de sus aliados. Sin embargo, algunos sectores del PSOE comienzan a mostrar incomodidad con la falta de explicaciones y con el creciente coste electoral que puede tener esta crisis de imagen.
Una de las voces más criticas dentro del partido, ha sido el presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García Page, que ha mostrado su preocupación y su malestar ante un tema que erosiona gravemente las siglas de la formación y ha pedido a Sánchez que adelante las elecciones para no hacerlas coincidir con las autonómicas y penalice al partido socialista.
El PP llena las calles para protestar por la corrupción que acorrala al presidente
Este domingo, el Partido Popular convocó una multitudinaria manifestación en la Plaza de España de Madrid bajo el lema «¿Mafia o Democracia?», una consigna que resume el sentir de buena parte del electorado de centroderecha ante lo que consideran una «degeneración institucional» sin precedentes.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, acusó a Sánchez de encabezar un gobierno «corrupto, opaco y sin legitimidad moral» para seguir al frente del país.
Durante el acto, se corearon consignas contra la amnistía, el caso Koldo, los contratos de mascarillas y, especialmente, contra el voto por correo, que se ha convertido en un símbolo de desconfianza ciudadana tras las revelaciones de Leire Díez. El PP advirtió que “no habrá paz ni olvido” mientras el Gobierno siga sin dar explicaciones.
A los escándalos mencionados se suman las investigaciones judiciales por los contratos de mascarillas, el presunto trato de favor a empresas cercanas a Begoña Gómez, y el papel de Correos en el voto por correo en las elecciones de 2023. En todos estos casos, Pedro Sánchez ha evitado comparecer directamente, delegando las respuestas en ministros como Félix Bolaños o la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría.
A la espera de que se publiquen encuestas electorales para comprobar el daño que pudiera hacer en el electorado del PSOE por los escándalos de Leire Díez, el presidente mantiene su hoja de ruta intacta: evitar el desgaste mediático y resistir hasta el final del mandato.