La Cumbre de la OTAN celebrada en La Haya ha dejado una imagen clara: Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, se encuentra aislado internacionalmente y ha sido ninguneado por el presidente estadounidense Donald Trump.
En un contexto de máxima tensión geopolítica, con el conflicto entre Israel e Irán aún candente y Europa reforzando sus compromisos en defensa, el papel de España ha sido secundario, incómodo y deliberadamente ignorado por sus principales aliados.
Uno de los puntos centrales del encuentro ha sido la propuesta de Trump de que los países miembros eleven su gasto en defensa hasta el 5 % del PIB. Esta exigencia, ha tenido un claro destinatario: España.
Pedro Sánchez se ha negado rotundamente a asumir ese compromiso, limitándose a anunciar que España llegará al 2,1 % del PIB, en línea con lo ya acordado con el secretario general saliente de la OTAN, Mark Rutte. Esta negativa ha sido una provocación directa a juicio de Trump, quien ha calificado a España como «un problema crónico en la OTAN«.
Sánchez ha intentado refugiarse en la agenda internacional para intentar huir de los problemas internos que tiene actualmente en lo referente a los temas de corrupción que acorralan a su partido y a su gobierno.

Trump ignora deliberadamente a Sánchez
Durante los actos protocolarios de la cumbre —la foto oficial, los saludos institucionales y la cena ofrecida por los reyes de los Países Bajos—, Donald Trump ha evitado en todo momento cualquier tipo de contacto visual, saludo o conversación con Pedro Sánchez. A pesar de ocupar asientos próximos en algunos momentos, sólo les separaba 4 puestos, no se ha producido ningún tipo de interacción entre ambos líderes.
Este gesto, cargado de simbolismo político, es un claro desprecio diplomático hacia el jefe del Ejecutivo español. La prensa internacional ha destacado la actitud de Trump y la ha comparado con el trato cordial ofrecido a otros líderes como Emmanuel Macron, Recep Tayyip Erdoğan o Rishi Sunak.
Ya en la sala, el jefe del Ejecutivo ha sido de los primeros en ocupar su asiento, y no ha participado en los corrillos con los líderes, algo poco habitual en Sánchez que suele aprovechar los momentos previos a las cumbres para charlar con sus homólogos.
Durante varios minutos previos al comienzo del discurso de Rutte, solo han permanecido sentados Sánchez, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan –ambos se han saludado y han departido brevemente con la ayuda de una traductora— y el primer ministro de Bélgica, Bart de Wever, situado a varios puestos de distancia. El resto, permenecía de pie e intercambiaba opiniones en pequeños grupos
El secretario general saliente de la OTAN, Mark Rutte, ha intentado suavizar las tensiones entre Estados Unidos y España, recordando que el compromiso español del 2,1 % es un paso positivo. Sin embargo, sus palabras no han logrado frenar la polémica. De hecho, varios países del este de Europa, como Polonia, Rumanía y Estonia, han criticado abiertamente la postura española, tildándola de insolidaria en un momento crucial para la seguridad continental.
Desde el entorno de Moncloa, se defiende la postura del presidente como un acto de responsabilidad política y económica. Sánchez insiste en que elevar el gasto militar al 5 % “pondría en riesgo el estado del bienestar” y que España seguirá cumpliendo sus compromisos de forma “sostenible y proporcional”.
En declaraciones posteriores a los medios, el presidente ha dicho: “No se trata de gastar más, sino de gastar mejor. España es un aliado fiable y comprometido, aunque no compartimos la visión de que el 5 % sea una meta razonable”.
Trump endurece el tono en redes sociales
La respuesta de Donald Trump no se ha hecho esperar. A través de su red social Truth Social, el expresidente estadounidense ha compartido un gráfico con el gasto en defensa de los países miembros de la OTAN, en el que España aparece en último lugar.
Acompañó el gráfico con un mensaje tajante: “Estados Unidos no puede seguir cubriendo el coste de aliados que no cumplen. España, como siempre, está a la cola. Muy injusto para el resto.”
La Cumbre de la OTAN en La Haya ha confirmado el deterioro de la imagen internacional de Pedro Sánchez. Su negativa a asumir los compromisos de gasto militar y su tenso silencio con Donald Trump dejan al presidente español en una posición delicada y solitaria en el tablero internacional.
Mientras Europa refuerza su seguridad y la OTAN redobla esfuerzos ante una posible expansión del conflicto en Oriente Medio, España parece haber optado por un camino propio, que ni Estados Unidos ni buena parte de sus socios parecen dispuestos a tolerar.