Muchas han sido las quejas que la redacción de este periódico ha recibido de parte de vecinos que residen en el barrio de AZCA. Y es que, a pesar de considerarse uno de los núcleos empresariales y económicos de la ciudad, todavía hay muchos rincones del Paseo de la Castellana que esconden destrozos en mobiliario urbano, así como dificultades arquitectónicas.
Varios de los jardines japoneses, que decoran los bajos de los rascacielos de este complejo financiero, muestran a día de hoy una nefasta imagen. Los enormes maceteros de piedra se han ido rompiendo con el paso del tiempo, y los restos permanecen en el mismo lugar sólo que ahora a modo de ruina; hecho que dificulta el tránsito de los madrileños por la zona. Además, las aceras, tal y como se muestra en la imagen, se encuentran con el pavimento levantado, un problema que atañe tanto a la practicidad de la ciudad como a la estética de la misma.