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Las quejas vecinales por los constantes cortes de luz obligaron a la Policía a entrar en el Pleno

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Las sesiones mensuales del Pleno de la Junta Municipal de Usera no suelen ser un remanso de paz. La fuerza que en este distrito tiene el movimiento asociativo suele plasmarse en frecuentes peticiones de palabra que cierran el orden del día, habitualmente con polémica, dada la vehemencia de los vecinos a la hora de defender sus intereses. Pero el Pleno de diciembre, celebrado el pasado día 13, superó los niveles acostumbrados de agitación.

Vecinos enfadados y Policía
El motivo, la queja por los constantes cortes de luz debido a los robos de los cables eléctricos, especialmente virulentos en Usera. Se armó tal alboroto -dentro y fuera del edificio de la Junta- que el concejal, Jesús Moreno Sánchez, se vio obligado a solicitar la intervención de la Policía Municipal. Los agentes se personaron en el salón de plenos tras recibir el aviso del Grupo Municipal Popular. Según explicó la concejala socialista, Ana de Sande, “al llegar le pidieron la documentación a los vecinos que estaban en la calle tocando el pito por escándalo público y luego lo intentaron con los que estaban dentro”. El concejal, tras darle varios avisos, trató de expulsar a una mujer minusválida que protestaba con especial intensidad, aunque la Policía no la tocó. Al final, los vecinos se marcharon por propia voluntad, no sin antes amenazar con volver en mayor número en el próximo Pleno si los cortes continúan. Fuentes de la Junta Municipal han explicado a este periódico que la imagen de autoritarismo que algunos medios y la oposición han querido proyectar del PP es falsa: afirman que simplemente trataron de mantener el orden y continuar con el Pleno, “porque suspenderlo es mucho peor”. De hecho, el Pleno continuó hasta el final tras la marcha de los vecinos alborotadores.  

Ladrones de luz
El equipo de gobierno de la Junta reconoce la gravedad del problema y su impotencia ante la oleada de robos de cable que ha asolado los barrios de Usera. “Las empresas subcontratadas por el Ayuntamiento no dan abasto para reponer el cable: lo reponen un día y al día siguiente ha desaparecido. Ya están utilizando dispositivos antirrobo. Pero desde la Junta no puede hacerse más, es un problema que hay que afrontar a un nivel más general”.

Uno de los barrios más afectados por esta forma de vandalismo -que busca lucrarse con la venta del cobre extraído de los cables de alumbrado público- es el de Zofío, en cuyos campos de fútbol los chavales han tenido que acostumbrarse a jugar a oscuras. El Ayuntamiento tardó hasta tres meses en reaccionar y comenzar a reponer el cableado en este barrio: de ahí la indignación que les embarga cuando acuden a una sesión plenaria de la Junta Municipal a pedir más inversión para paliar el abandono de sus calles, que ellos atribuyen a su condición de periféricos.       

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