Ante el escándalo provocado por los audios de Leire Díez y la presunta operación para desmantelar la UCO (Unidad Central Operativa), el Partido Popular (PP) se enfrenta a una encrucijada: ¿debe presentar una moción de censura contra Pedro Sánchez aunque no tenga los apoyos suficientes? La respuesta es sí, por convicción democrática, por responsabilidad institucional y por la necesidad de retratar a todos los socios del Gobierno ante la ciudadanía.
La moción de censura es una herramienta constitucional legítima, prevista para situaciones donde la confianza en el Gobierno ha sido quebrantada. Y no hay momento más grave que el actual: audios comprometedores, acusaciones de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, según las acusaciones del empresario Javier Pérez Dolset, estarían detrás de todo el entramado para acabar con la UCO, imputaciones del entorno familiar de Sánchez y un silencio atronador por parte de su socio Sumar para continuar en el poder. El PP, como principal partido de la oposición, tiene el deber de actuar.
No se trata únicamente de una cuestión aritmética. Es evidente que ERC, Junts, Bildu o el PNV no apoyarán la moción del censura del PP, porque les interesa más que siga Sánchez en Moncloa para poder seguir con el chantaje institucional y seguir teniendo cada vez más poder en el Pais Vasco y Cataluña y que la presencia del Estado allí sea la menos posible. Pero eso no impide que una moción de censura cumpla su función principal: forzar a cada partido a definirse públicamente ante un escenario de presunta corrupción institucional sin precedentes.
Una moción para retratar a los socios de Sánchez
El objetivo principal de una moción de censura en este contexto no es ganar la votación, sino poner ante el espejo a todos los partidos que sostienen al Gobierno. Si ERC, Junts o Bildu votan en contra de la moción, estarán legitimando un Gobierno acordado por la corrupción y por operaciones para intentar desacreditar a la justicia, a los fiscales y a las fuerzas de seguridad del Estado para que no investiguen los casos de corrupción que de manipular las instituciones del Estado. Si Sumar guarda silencio, quedará claro que su defensa de la ética pública es selectiva y oportunista.
Además, la moción serviría para movilizar a la ciudadanía, en un momento en el que la confianza en las instituciones está por los suelos, donde Sánchez está gobernando sin presupuestos desde hace tres años. El PP debe aprovechar el momento para canalizar ese descontento de forma institucional, transparente y democrática.
«Democracia o mafia»: un mensaje claro a los españoles
La convocatoria de la manifestación del 8 de junio en Madrid, bajo el lema «Democracia o mafia», debe ir acompañada de gestos políticos contundentes. Una moción de censura, bien argumentada, bien defendida y bien enfocada, puede convertirse en el punto de inflexión del actual ciclo político.
No se trata solo de derrocar al Gobierno. Se trata de defender el Estado de Derecho, la independencia judicial y el papel de las Fuerzas de Seguridad. Se trata de poner límites al uso partidista de las instituciones y de mostrar que el principal partido de la oposición no está dispuesto a mirar hacia otro lado.
El PP, y su líder Nuñez Feijóo, debe presentar ya una moción de censura al Gobierno de Pedro Sánchez. Aunque no prospere, permitirá señalar con claridad quiénes están del lado de la regeneración democrática y quiénes son cómplicse de la corrupción del Gobierno .Es una cuestión de principios, de responsabilidad política y de respeto a los ciudadanos que exigen explicaciones y soluciones.