Pedro Sánchez celebra sus siete años en el Gobierno ‘cercado’ por presiones y escándalos mediáticos

Pedro Sanchez
El presidente Pedro Sánchez, el día que anuncio que seguiría como presidente , Fuente EP
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María Andrea Suárez

Amante de la historia, la política y la literatura. Estudió el máster en Periodismo digital y de Datos de la Universidad Nebrija. Se ha desempeñado como redactora en medios de comunicación como El Nuevo Siglo, Colombia.com y Republica de las Ideas.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha celebrado este domingo los siete años de su llegada a la Moncloa tras la moción de censura que puso fin al gobierno de Mariano Rajoy. «Continuamos con la misma ilusión y energía del primer día», ha señalado.

En una publicación en su red social X, el líder socialista recuerda el momento en el que prometió por primera vez su cargo ante el rey el 1 junio de 2018. «Hoy se cumplen 7 años de gobiernos progresistas. 7 años de avances en todos los ámbitos: crecimiento y creación de empleo, regeneración democrática y proyección internacional, compromiso medioambiental y avances sociales. Los datos nos avalan. Continuamos con la misma ilusión y energía del primer día. Gracias a todos los que lo hacéis posible. ¡Seguimos!», ha señalado.

El secretario general del PSOE encara esta efeméride en medio de escándalos de corrupción que salpican a su entorno más cercano, así como al partido, algo que paradójicamente le había llevado a impulsar la moción de censura contra el PP, que se convirtió en la primera colectividad en ser condenada en democracia.

«La corrupción actúa como un agente disolvente y profundamente nocivo para cualquier país. Disuelve la confianza de una sociedad en sus gobernantes y debilita en consecuencia a los poderes del Estado», fueron las palabras textuales de Sánchez en la primera de las sesiones de debate de este mecanismo parlamentario.

Ahora mismo, el líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, es quien está impulsando una moción de censura contra Sánchez ante los casos judiciales que asedian a sus familiares y figuras más cercanas. 

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La contradicción de Sánchez le está pasando factura. Está semana, el presidente del Gobierno ha evitado, a toda costa, responder a las preguntas de la prensa sobre el reciente escándalo que sacude a su Gobierno tras conocerse los audios en los que la presunta fontanera socialista Leire Díez mantiene una conversación con un empresario imputado en busca de información para desacreditar a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.

Las conversaciones, publicadas por El Confidencial, muestran como Díez ofrece un pacto con la Fiscalía a un empresario acusado de corrupción a cambio de que le diese información comprometedora sobre Antonio Balas, teniente coronel de la UCO, responsable de investigaciones que afectan directamente a la esposa y al hermano del presidente Pedro Sánchez, así como al fiscal general del Estado.

El silencio de Sánchez ante está situación ha sido más que notable. El lunes, cuando fue publicada la información, tuvo una intervención pública en la que no se refirió al tema. El martes, el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska habló en nombre del Gobierno y manifestó su apoyo a la UCO, pero del presidente, ni rastro.

El miércoles, Sánchez viajó a Bruselas para reunirse con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y con la vicepresidenta Teresa Ribera, por lo que no acudió al Congreso de los Diputados para someterse a la sesión de control al Gobierno, evento en el que también brilló la ausencia de la vicepresidenta primera, María Jesús Montero. Ese día, no hubo intervención del presidente ante los medios de comunicación.

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El jueves, Sánchez tuvo dos intervenciones públicas en las que se limitó a pronunciar sus discursos y en las que no se aceptaron preguntas de la prensa. Y el viernes tampoco compareció ante los medios de comunicación al no haber tenido una agenda pública.

El calvario del líder socialista comenzó, singularmente, desde febrero de 2024 cuando la Guardia Civil detuvo a Koldo García Izaguirre, mano derecha del exministro de Transportes y actual diputado del PSOE, José Luis Ábalos, por una presunta trama de comisiones relacionada con la adjudicación irregular de contratos públicos durante la pandemia del Covid-19.

José Luis Ábalos ha sido señalado por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil como una figura clave en la trama. Se le atribuye un «papel principal» en la adjudicación de los contratos bajo sospecha. La Audiencia Nacional ha propuesto al Tribunal Supremo su imputación por delitos de cohecho, malversación, tráfico de influencias y pertenencia a organización criminal.

El Confidencial reveló los vínculos de Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, con otro de los empresarios investigados, Víctor de Aldama, y con el consejero delegado de Air Europa, Javier Hidalgo. Sin embargo, hasta la fecha, no se ha establecido una conexión directa entre la esposa de Sánchez y el caso Koldo.

Eso sí, Gómez está siendo investigada en un caso separado por presuntos delitos de tráfico de influencias, corrupción en los negocios, apropiación indebida e intrusismo profesional. Las investigaciones se centran en su papel como directora de la Cátedra de Transformación Social Competitiva en la Universidad Complutense de Madrid y en la gestión de un software financiado por la universidad.

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Otra causa judicial que afecta a su entorno más cercano es la imputación en contra de David Sánchez, su hermano, por presuntas irregularidades en su contratación en la Diputación de Badajoz. La investigación sostiene que la plaza que ocupó fue creada expresamente para él, sin seguir los procedimientos legales establecidos para el acceso a empleos públicos .

Además de David Sánchez, también han sido procesados Miguel Ángel Gallardo, entonces presidente de la Diputación de Badajoz y secretario general del PSOE en Extremadura, y otras nueve personas. La jueza ha abierto juicio oral contra todos ellos por los mismos presuntos delitos.

Como si esto fuera poco, también el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, está siendo investigado por un presunto delito de revelación de secretos, una causa que se inició tras la filtración de información vinculada a Alberto González Amador, la pareja de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, procesado este semana por la presunta comisión de delitos fiscales.

Pese a todas estas circunstancias, la moción de censura propuesta por Alberto Núñez Feijóo todavía es una posibilidad lejana pues los socios del Gobierno ya han descartado sumarse a la iniciativa. Mientras tanto, los socialistas seguirán felicitando a Sánchez por los «logros» que «han mejorado la vida de los españoles» y el presidente seguirá evadiendo sus responsabilidades.

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