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Novatadas de ayer y hoy

Novatadas de ayer y hoy

El entorno de la Ciudad Universitaria de Madrid se llena, caída la tarde, en el inicio de las clases, de decenas de jóvenes en grupos. En estas salidas, los recién llegados son objeto de bromas por parte de estudiantes más veteranos, que en algunos casos pasan a convertirse en vejaciones. Un fenómeno con el que quieren acabar desde hace tiempo universidades, colegios mayores y administraciones, pero que se resiste a desaparecer, incluso en plena pandemia.

Hace unas semanas, la Policía Municipal desmanteló cerca del Puente de los Franceses una de esas novatadas, requisando 19 docenas de huevos que, como os imagináis, acabarían estallados en las cabezas de los primerizos. Se trata de la ‘huevada’, una vieja “costumbre iniciática”, según sus defensores, que consiste en que los estudiantes mayores venden huevos a los nuevos para costear la conocida como fiesta de fin de novatadas.

Pero hay muchos tipos de novatadas. Hace años no era muy difícil ver grupos de jóvenes disfrazados de cualquier cosa con la ‘L’ detrás, cual conductores noveles. Los veteranos llevaban la ‘V’ y los dirigían con cánticos de grupo, al más puro estilo militar, obligándoles a piropear o a declarar amor a alguien del sexo opuesto o propio. Las más modernas son las conocidas como ‘alcoholimpiadas’, un concurso en el que los recién llegados deben responder una serie de preguntas y se les obligan a beber si fallan en la respuesta.

Además, cada año se repiten los enfrentamientos y rivalidades entre determinados colegios mayores y las conocidas como ‘invasiones’, en las miembros de un colegio mayor masculino entran de noche, y sin permiso, en los colegios femeninos. En los últimos años, todas estas prácticas suelen ser grabadas con móviles, y posteriormente difundidas por Internet o en redes sociales de moda como Tik Tok. El año pasado se hizo viral en Twitter un tremendo tortazo de un chico a una chica grabado en el colegio Covarrubias.

«Al fin y al cabo son coacciones, y en algunos casos agresiones. No son una fiesta ni un acto de integración o bienvenida de los recién llegados, son un abuso de un grupo empoderado que abusa de otro solamente porque acaba de llegar a la universidad», señalan desde la asociación ‘No más Novatadas’, que aseguran que lo peor sigue ocurriendo de puertas para dentro en colegios y residencias universitarias. A algunos les prohíben usar el ascensor o les mandan tener las habitaciones abiertas. A los desobedientes, les desmontan las camas o les lanzan agua mientras duermen.

En octubre de 2014 el Senado aprobó una moción en la que se instaba al Gobierno a adoptar medidas contra las novatadas, aunque de momento no se ha hecho nada. Es cierto que la presencia policial ha aumentado, gracias al plan ‘Di no a las novatadas’ puesto en marcha por el Ayuntamiento de Madrid. Además, la Policía Municipal pone a disposición de los alumnos que sufran o presencien novatadas el teléfono 91 578 46 26 y el correo [email protected] para denunciarlas. También pueden acudir a la Unidad Integral de Distrito de Moncloa-Aravaca, en la calle Francisco y Jacinto Alcántara.

Pero lo importante, recuerdan las asociaciones, consiste en acabar con el voto de silencio entre novatos y veteranos, ya que en muchas ocasiones los primeros niegan que estén siendo abusados cuando la Policía se acerca a preguntar. «Hay un lema: el novato no es chivato. Es una deslealtad», reconocen. Pero denunciar las vejaciones, como ocurre en otros muchos delitos consentidos hasta hace poco por la sociedad, es la única solución para erradicarlos poco a poco. Los abusones no solo acabarán en comisaria, sino que podrán ser expulsados de la vida universitaria y perder sus becas.

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