Una mujer que daba de comer restos humanos a perros se libra de la cárcel

Una mujer que planeaba vender restos humanos, concretamente  dedos de los pies humanos y que se los daba a comer a perros, se libra de la cárcel. La australiana Joanna Kathlyn Kinman era empleada en un refugio de animales como guardabosques y los hechos se dieron a conocer cuando dos perros vomitaron los dedos de los pies de un hombre  y otros restos en febrero de 2024.

Los animales habían sido entregados al refugio después de la muerte de su dueño. El hombre murió de causas naturales, lo que aprovechó la mujer para cortarle esa parte del cuerpo y dárselas a los perros. Kinman se enfrentó al tribunal de magistrados de Ringwood en Australia, donde se declaró culpable de conducta ofensiva por estar implicada en la venta de restos humanos.

El magistrado Andrew Sim la condenó a una pena mínima de arresto domiciliario de 18 meses, que incluye 150 horas de trabajo comunitario. El juez afirmó en su sentencia que se libró la acusada de ir a prisión por «muy poco».

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«Su conducta, en mi opinión, despertaría una ira, resentimiento, indignación, disgusto o repulsión significativos en la mente de cualquier persona razonable en la comunidad».La mujer de 48 años no estaba obligada a hacer declaraciones durante la sentencia, y en la sala estuvo  apoyada por su hijo de 17 años.

La fiscal de policía, Sen Const Melissa Sambrooks, dijo que Kinman no estaba presente cuando los perros devolvieron los restos, sino que se localizaron en un contenedor cercano.

«Ella localizó dos dedos de los pies humanos, los llevó a casa y los colocó en un frasco que contenía formaldehído», señaló Sambrooks.

La mujer queria vender los restos humanos por internet

Posteriormente y tras ser intervenidas sus comunicaciones, se detectó, como planeaba vender los dedos de los pies en diferentes webs y  la investigación sugería que podría obtener hasta 400 dólares por cada lote. No pudieron encontrar los restos del cuerpo del hombre fallecido.

La policía llegó a su casa de Lilydale después de una denuncia anónima, la acusada Kinman admitió poseer los restos humanos y tener la intención de venderlos de forma online. Con el objetivo de colaborar con las autoridades, mostraron a los agentes dónde se encontraba el frasco con los dedos de los pies, además de otras rarezas, como una garra de cocodrilo, un cráneo de pájaro, una cola de un conejo o  los dientes de sus hijos.

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La policía descubrió que Kinman era miembro del grupo de Facebook «Bone Buddies Australia», comúnmente utilizado para comprar, intercambiar y vender especímenes en línea. Sambrooks dijo que Kinman era un ávido colaborador del sitio y que anteriormente había vendido «especímenes húmedos» de un gatito y un cachorro nacidos. No se reveló de dónde se obtenían esos restos.

Durante su entrevista policial, Kinman dijo a los oficiales que tenía curiosidad por los dedos de los pies y se los cogiño porque «conozco a alguien que colecciona cosas raras… Pensé, ‘genial, es un dedo del pie'».

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