La Armada Española ha trazado una ambiciosa hoja de ruta para fortalecer sus capacidades operativas con una flota de 37 buques prevista para el año 2030. Este plan integral contempla la construcción de 23 nuevas unidades y la modernización de 14 embarcaciones ya en servicio, en lo que constituye una de las mayores inversiones navales de las últimas décadas.
La estrategia busca adaptar la Armada a los retos del siglo XXI, tanto en el ámbito nacional como internacional, con una atención especial a la disuasión marítima, la protección de los intereses estratégicos españoles y el cumplimiento de compromisos internacionales, especialmente con la OTAN.
Fragatas F-110: el eje central de la Armada
Uno de los pilares de este programa es la incorporación de cinco fragatas F-110, también conocidas como clase Bonifaz, que sustituirán progresivamente a las fragatas de la clase Santa María. Estos buques de última generación están diseñados como plataformas multimisión, con una amplia capacidad para llevar a cabo misiones de guerra antisubmarina, antiaérea y de superficie.
Las fragatas F-110 estarán equipadas con un sistema de combate avanzado desarrollado en colaboración con Indra y Navantia, e incluirán tecnologías de vigilancia, sensores integrados, misiles antiaéreos, torpedos y sistemas de guerra electrónica. La construcción de estas unidades está ya en marcha y se espera que entren en servicio durante la próxima década.
Seis corbetas de patrulla europea: flexibilidad y cooperación
Junto a las fragatas, la Armada Española incorporará seis corbetas de patrulla europea, en el marco de un proyecto de colaboración con otros países de la Unión Europea. Estas naves, de aproximadamente 110 metros de eslora y con una dotación de cerca de 100 personas, están concebidas como embarcaciones versátiles para misiones de patrulla, escolta, vigilancia marítima y operaciones de baja intensidad.
Estas corbetas reemplazarán a los patrulleros de altura de la clase Serviola, muchos de los cuales se encuentran en la fase final de su vida operativa. Con capacidades de autodefensa y despliegue rápido, las nuevas corbetas también podrán integrarse en grupos navales internacionales.
Dos nuevos Buques de Acción Marítima (BAM)
El plan incluye también la adquisición de dos nuevos Buques de Acción Marítima (BAM), que se unirán a las seis unidades ya en servicio. Estos buques, construidos por Navantia, destacan por su versatilidad y están concebidos para misiones de patrullaje oceánico, vigilancia de zonas económicas exclusivas, lucha contra la contaminación marina, operaciones de rescate y control de tráfico marítimo.
Los nuevos BAM incluirán mejoras sustanciales respecto a sus predecesores, con mayor capacidad de resistencia al combate y sistemas de defensa más sofisticados.
Renovación hidrográfica: nuevos buques para cartografía marítima
Otro de los objetivos del programa es modernizar las capacidades hidrográficas de la Armada. Para ello, se construirán dos Buques Hidrográficos Costeros (BHC) y un Buque Hidrográfico Oceánico (BHO). Los BHC, con una eslora de 47 metros, estarán destinados a tareas de levantamientos costeros, reconocimiento de fondos marinos y seguridad en navegación en aguas territoriales.
El BHO, de mayor porte, será clave para trabajos de cartografía oceánica y apoyo a otras unidades en operaciones más allá del entorno litoral. Estas unidades contribuirán a mejorar la base de datos náutica española, esencial para garantizar el tránsito marítimo seguro y eficiente
El plan de la Armada contempla también una profunda modernización de 14 buques actualmente en activo, entre los que destacan los buques de asalto anfibio ‘Galicia’ y ‘Castilla’, con más de 25 años de servicio. Las actualizaciones previstas permitirán extender su vida útil entre 10 y 15 años más, con reformas estructurales y tecnológicas en sistemas de navegación, comunicaciones, defensa y habitabilidad.
La renovación afectará también a otros buques logísticos, auxiliares y de transporte, reforzando así la capacidad de despliegue de la Armada en múltiples escenarios.
Aumento presupuestario y compromiso con la OTAN
Este ambicioso programa se enmarca dentro del incremento progresivo del presupuesto de Defensa, aprobado por el Gobierno, con el objetivo de alcanzar el 2% del PIB dedicado a gasto militar en 2029, como exige la Alianza Atlántica (OTAN).
Según fuentes del Ministerio de Defensa, la inversión en este programa naval será clave para garantizar la soberanía marítima, proteger rutas comerciales, asegurar las aguas jurisdiccionales españolas y participar en misiones internacionales de paz y seguridad.
Además, este esfuerzo inversor consolidará el papel de Navantia como proveedor estratégico del Estado y como motor de empleo e innovación tecnológica, especialmente en zonas como Ferrol y Cádiz, donde se ubican los principales astilleros.
Con estas nuevas adquisiciones y modernizaciones, la Armada Española busca consolidarse como una fuerza moderna, equilibrada y sostenible, capaz de afrontar los retos estratégicos del entorno marítimo global en la próxima década.
Desde la defensa de los intereses nacionales hasta la cooperación internacional, pasando por la vigilancia de espacios marítimos, la lucha contra la piratería, el rescate de migrantes o el apoyo a operaciones humanitarias, la nueva flota está diseñada para actuar con eficacia, flexibilidad y proyección.
En palabras del propio Estado Mayor de la Armada, “se trata de una transformación estructural que marcará el futuro del poder naval español durante los próximos 30 años”.