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Karlovy Vary

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“Lo esencial del viaje es perderse". Esta cita cobra todo su sentido cuando se habla de la ciudad checa de Karlovy Vary. En ella se "perdieron", entre otros, Goethe buscando su amor, Thomas Mann, escribiendo su inolvidable "La montaña mágica". Y, entre personajes de hoy, cabe mencionar a Michael Douglas, Sharon Stone o Robert Redford. Porque uno de los más importantes eventos de Karlovy Vary es su famoso Festival Internacional de Cine, que se celebra en junio, y está clasificado en la misma categoría que los de Cannes, Venecia y Berlín. Y no es, ni mucho menos, el único evento. El Festive Hall del Granhotel Pupp (Mírové námêsti 2, tel. +420.353 109 111; www.pupp.cz) es el centro de la vida cultural. En él se celebran conciertos de la Orquesta Sinfónica, festivales de danza, música, congresos, etc.

Sin embargo, Karlovy Vary es conocida mundialmente por sus excelentes balnearios. Las terapéuticas aguas de sus abundantes fuentes termales atraen a miles de personas interesadas en sus curativos poderes. Sus aguas contienen un alto número de sales minerales que tienen efectiva aplicación en los trastornos del aparato digestivo, sistema nervioso, estrés, etc. Los tratamientos se llevan a cabo en los numerosos hoteles (Spa) que existen en la ciudad y en toda la región. Aunque el turista también puede beneficiarse gratuitamente de los efectos medicinales de estas aguas, de distintas temperaturas, en los surtidores que existen en las calles y las elegantes columnatas. A cada paso se encuentran a la venta coquetonas y baratas jarritas para las tomas. En el centro de la ciudad se puede contemplar, además, un geyser de 15 metros de altura. La lista de famosos que, en este sentido, han acudido a Karlovy Vary sería interminable. Desde Goethe y Beethoven hasta Chateubriand y el zar Pedro el Grande.

Pero los atractivos de Karlovy Vary van más allá de sus balnearios y de su intensa vida cultural. La ciudad, como tal, es un auténtico encanto para aquellos que sepan apreciar los bellos conjuntos arquitectónicos. Casas que evocan a los cuentos de hadas, con fachadas impolutas, de suaves colores ocres, rosados, verdes y azules que flanquean las siempre animadas calles de esta villa fundada por el Emperador Carlos IV. Sin demasiado esfuerzo, el visitante puede recorrerla en relajantes paseos. Porque, ante todo, Karlovy Vary es "una ciudad paseable". Y un placer hacerlo con la insuperable guía Helena Pikorovà ([email protected])

Bohemia: un mundo de cristal
A pocos kilómetros, se puede visitar una de las principales industrias de la región. Moser, fundada en 1857 (www.moser.glass.com tel. +420 353 449 455), es la firma más importante. En ella se puede admirar todo el proceso de manufacturado artesanal de los bellos artículos decorativos de cristal, de colores únicos, que inundan hoy las tiendas especializadas de toda la República Checa. Objetos realizados por los clásicos sopladores, que siguen la tradición cortando y grabando verdaderas joyas de cristal.

Por último, y por obvia necesidad de sobrevivir en los viajes, hay que apelar siempre a la gastronomía. En Karlovy Vary abundan los restaurantes de cocina internacional. Pero merece la pena probar algunos platos de la típica cocina checa, como, por ejemplo, el pavo cocido en su punto (¡delicioso!) o la carne de cerdo con col y bolas de harina llamadas "knedliky". Todo esto acompañado, por supuesto, de una cerveza fría de origen local, una de las mejores de Europa. Y, como aperitivo, es indispensable probar el digestivo licor Becherovka, ¡pero no preguntes la fórmula! Es más secreta que la de la Coca-Cola.

www.franciscogavilan.net.
Más info: Oficina Checa de Turismo;
c/ Madre de Dios, 45. 28016 Madrid.
Tel. 91.3457112.
[email protected]

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