India ataca Pakistán para «combatir el terrorismo» y ésta amenaza con responder

India y Pakistán
Imágenes de las explosiones en Pakistán, Fuente Twitter
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Virgnia Zafra

Periodista, amane de la historia y de los animales

Máxima tensión entre India y Pakistán. Esta madrugada se han producido múltiples explosiones en la región de Cachemira administrada por Pakistán y que habrían sido ejecutadas por parte del ejército indio.

Al parecer varios misiles han impactado en áreas cercanas a la ciudad pakistani de Muzaffarabad, según la agencia Reuters.

Este operacion militar por parte de India  ha sido denominada como «Operación Sindoor». Horas antes de los ataques, el ministro de Defensa de Pakistán, Khawaja Asif , señaló que un enfrentamiento con India «podría ocurrir en cualquier momento».

Una represalia india en rsspuesta al ataque de Pakistán

La ofensiva india surge como respuesta al atentado terrorista del pasado 22 de abril en Pahalgam, en la región india de Jammu y Cachemira, que dejó un saldo de 26 muertos, en su mayoría turistas hindúes.

El gobierno indio culpó al grupo militante The Resistance Front (TRF), una organización vinculada al grupo Lashkar-e-Taiba, de origen pakistaní, aunque sin presentar pruebas concluyentes.

Desde entonces, Nueva Delhi había advertido que respondería “en el momento y lugar que considere oportuno”. El ataque de este martes parece materializar esa advertencia, reavivando los temores de un nuevo conflicto armado entre India y Pakistán, dos potencias nucleares con un largo historial de enfrentamientos.

¿Qué es la Operación Sindoor? Objetivos y justificación india

La denominada “Operación Sindoor” fue presentada por el Ministerio de Defensa de India como una intervención quirúrgica, diseñada para desmantelar infraestructuras terroristas en el lado pakistaní de la frontera.

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Según fuentes oficiales indias, los misiles impactaron nueve objetivos específicos, todos ellos relacionados con entrenamiento, almacenamiento logístico y comunicaciones de grupos armados activos en la región.

India aseguró que no se atacaron instalaciones militares paquistaníes, ni se buscó provocar bajas civiles. El objetivo, afirmaron, fue neutralizar futuras amenazas sin cruzar el umbral de escalada directa.

No obstante, las imágenes difundidas por testigos contradicen esta versión al mostrar columnas de humo, cortes de electricidad y pánico en la población civil en zonas como Muzaffarabad, Kotli y Bahawalpur.

La respuesta de Pakistán a India: condena, amenazas y silencio oficial sobre daños

El ejército de Pakistán, a través de su portavoz, el teniente general Ahmed Sharif Chaudhry, condenó el ataque calificándolo como una «provocación atroz» y una violación flagrante del derecho internacional. Aunque Islamabad no ha confirmado víctimas ni daños específicos, sí admitió que tres regiones —incluidas dos en Cachemira pakistaní y una en la provincia de Punyab— fueron alcanzadas por misiles.

En su declaración oficial, Pakistán advirtió que “responderá en el momento y lugar de su elección”, abriendo la puerta a una posible represalia que podría escalar aún más el conflicto. A nivel interno, se ha reforzado el despliegue militar en zonas sensibles, mientras la diplomacia paquistaní busca apoyos internacionales.

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Cachemira: una herida abierta desde 1947

El conflicto por Cachemira es uno de los más antiguos y peligrosos del mundo. Desde la partición de India y Pakistán en 1947, ambos países se han disputado este territorio estratégico. Han librado tres guerras convencionales (1947-48, 1965, 1999) y numerosas escaramuzas en la Línea de Control (LoC), la frontera de facto que divide la región.

La zona se encuentra entre dos potencias nucleares con ejércitos potentes, y cualquier incidente, como el actual, puede desatar una cadena de represalias de consecuencias imprevisibles. De hecho, expertos en seguridad advierten que una guerra abierta entre India y Pakistán podría ser el primer conflicto nuclear del siglo XXI.

António Guterres, secretario general de la ONU, pidió ayer mismo a través de Twitter a ambas partes que “se abstengan de cualquier acción que pueda poner en riesgo la paz regional” y reiteró la necesidad de

Cobertura nacionalista y presión política interna

En ambos países, el conflicto ha generado una oleada de fervor nacionalista. En India, el gobierno del primer ministro Narendra Modi ha usado el ataque para reforzar su imagen de “líder fuerte”, mientras sectores opositores critican la falta de estrategia diplomática y el riesgo de desestabilización regional.

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En Pakistán, el primer ministro Shehbaz Sharif se eenfrentaa presiones tanto del ejército como de la oposición política, que exigen una respuesta proporcional. Además, la sociedad pakistaní, ya golpeada por la inflación, las inundaciones y la inestabilidad política, ve con temor la posibilidad de una guerra abierta.

El riesgo de una espiral de violencia

Aunque hasta el momento no se han producido represalias militares directas por parte de Pakistán, la historia sugiere que este tipo de episodios rara vez quedan sin respuesta.

En 2019, tras un atentado similar en Pulwama, India lanzó ataques aéreos contra Balakot, lo que provocó un enfrentamiento aéreo que casi desemboca en una guerra.

La ausencia de canales diplomáticos activos entre Nueva Delhi e Islamabad agrava la situación. Actualmente, no existen embajadores en las capitales respectivas y las comunicaciones militares se reducen a lo mínimo.

Lo que para India es una operación antiterrorista, para Pakistán representa una violación intolerable de su soberanía. Y en medio, una población civil atrapada entre misiles, propaganda y miedo.

La comunidad internacional observa con atención, sabiendo que una chispa mal gestionada entre India y Pakistán puede incendiar toda la región. La pregunta que queda en el aire: ¿habrá contención o estamos ante los primeros compases de un nuevo conflicto regional de gran escala?

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