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El apagón en España: Un país rehén del incompetente Sánchez

El apagón eléctrico en España del 28 de abril de 2025 no fue solo un fallo técnico: fue el síntoma más grave del abandono, la improvisación y la irresponsabilidad energética acumulada durante los últimos años de Gobierno de Pedro Sánchez.

Millones de ciudadanos quedaron sin luz, sin transporte, sin comunicaciones y sin servicios básicos en cuestión de minutos. Este desastre no cayó del cielo: es el resultado directo de políticas energéticas basadas más en el marketing político que en la planificación seria de un país moderno.

Aislamiento energético: la España desconectada de Europa

Mientras Sánchez presume de liderazgo internacional, la realidad es que España sigue aislada energéticamente del resto de Europa. Con una conexión eléctrica con Francia inferior al 3%, muy lejos del 10% mínimo recomendado por Bruselas, el país es una isla energética atrapada por la indiferencia francesa… y la pasividad de un Gobierno incapaz de defender los intereses estratégicos nacionales.

Este aislamiento no solo impide exportar el excedente renovable español; también dejó a España indefensa durante el colapso. Y Sánchez, en lugar de exigir enérgicamente inversiones europeas, ha preferido vender humo en cumbres internacionales.

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Portugal aprovecha mientras España desperdicia

Mientras España se desangra energéticamente, Portugal aprovecha la energía solar y eólica sobrante española, a precios de saldo. Y lo hace, en parte, porque el mercado español —gracias a decisiones políticas erráticas— ha permitido que la sobreproducción renovable sature la red y hunda los precios.

Una situación que no solo afecta a los operadores eléctricos, sino que hipoteca el futuro mismo de la transición energética que el Gobierno tanto presume haber impulsado.

Venta a pérdidas: cuando el sistema se rompe

El apagón también dejó al descubierto el absurdo económico de un sistema donde los productores de energía limpia deben vender a pérdidas. Durante 2024, España desperdició más de 1,7 TWh de energía renovable. ¿Qué hizo el Gobierno ante este desastre? Nada. Ni inversiones en red, ni soluciones de almacenamiento, ni reformas reales. Solo propaganda verde.

Alarmas ignoradas: el desprecio a la prevención

Grandes operadores como Repsol alertaron con días de antelación sobre graves problemas en la red. ¿La respuesta de Red Eléctrica de España y del Gobierno? Silencio y desidia. Cinco días antes del colapso, una de las mayores refinerías del país ya había tenido que detenerse. Pero, una vez más, el Ejecutivo prefirió mirar hacia otro lado.

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¿De qué sirven las alarmas si el poder político las ignora para no empañar sus discursos triunfalistas?

¿Negligencia o ciberataque? Una investigación que llega tarde

Red Eléctrica de España atribuyó el apagón a una fuerte oscilación de potencia. Otros expertos no descartan un ciberataque contra sistemas SCADA, tras semanas de actividad sospechosa detectada en infraestructuras críticas. Lo que está claro es que, con un Gobierno serio y preparado, las alertas habrían encendido todas las alarmas y la respuesta habría sido inmediata.

Pero en la España de Sánchez, la seguridad energética también se ha convertido en otro escenario de improvisación.

¿Y ahora qué? ¿Quién paga los platos rotos?

¿Pueden los ciudadanos y las empresas reclamar indemnizaciones por el gran apagón? Legalmente sí. Si se demuestra que hubo negligencia de Red Eléctrica o del Gobierno, podrían surgir reclamaciones masivas. Sin embargo, como siempre, será un proceso largo y lleno de obstáculos burocráticos.

Asociaciones de consumidores y cámaras empresariales ya se están movilizando para exigir responsabilidades. Porque no solo se trata de una caída eléctrica: se trata de pérdidas económicas, de daños reales, y de una muestra vergonzosa de la vulnerabilidad en la que este Gobierno ha dejado a todo un país.

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España necesita liderazgo, no excusas y mentiras

El gran apagón eléctrico en España no fue un accidente inevitable. Fue el resultado previsible de años de errores, pasividad y propaganda política. Pedro Sánchez, en su obsesión por maquillar cifras y aparentar modernidad ecológica, ha descuidado los pilares básicos que sostienen un sistema energético seguro y eficiente.

España no puede permitirse más apagones. Pero, sobre todo, no puede permitirse más años de improvisación energética desde La Moncloa.

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