El Gobierno evita culpar a Ábalos de filtrar los WhatsApp con Sánchez

Supremo Ábalos
El exministro de Transportes José Luis Ábalos, - Alberto Ortega / Europa Press
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Raúl Sánchez Folgueiras

Raúl Sánchez Folgueiras, economista y director adjunto de El Distrito Ha trabajado en diferentes medios de comunicación, en periódicos como Estrella Digital como director y posteriormente como redactor jefe de Merca2. Colabora como tertuliano en diferentes TV y radios nacionales. IG /Twitter: RaulFolgueiras

La reciente filtración de mensajes de WhatsApp entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su exministro de Transportes, José Luis Ábalos, ha desatado una tormenta política en España. Publicados por El Mundo, estos mensajes revelan tensiones internas en el seno del PSOE y han puesto en evidencia las maniobras del Ejecutivo para contener la crisis sin señalar culpables. Según fuentes socialistas, Moncloa evita culpar a Ábalos por miedo a que revele información aún más comprometedora para el Gobierno.

Los mensajes desvelados pro el diario El Mundo,  que abarcan desde 2020 hasta 2023, muestran cómo Pedro Sánchez utilizó a Ábalos como intermediario para frenar las críticas de los barones del PSOE hacia los pactos con los independentistas con calificaciones despectivas dirigidas principalmente al presidente de Castilla la Mancha, Emiliano García Page o al expresidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán. Estos intercambios confirman la estrategia del presidente para controlar las disidencias internas y mantener la disciplina partidaria frente a decisiones impopulares.

El Gobierno guarda silencio ante la filtración de los Whatsapp entre Sánchez y Ábalos

A pesar de la presión mediática, el Gobierno de Pedro Sánchez ha optado por no acusar directamente a Ábalos de la filtración de los Whatsapp , incluso cuando todas las miradas apuntan a su entorno. Según fuentes del PSOE, esta decisión responde no solo a una táctica para evitar un nuevo conflicto público, sino también a un temor real a que Ábalos pueda desvelar conversaciones o documentos aún más sensibles que pondrían en aprietos a Sánchez y su equipo más cercano.

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Como reconoce fuentes socialistas:  “José Luis sabe demasiado. Si se le empuja, puede llevarse por delante a varios ministros.” El exministro está molesto con el trato que está recibiendo por parte de la Fiscalía y considera que no va a «caer solo» en todo esto.

La filtración ha causado malestar en varias federaciones socialistas, especialmente en Castilla-La Mancha y Aragón, cuyos líderes —Emiliano García-Page y Javier Lambán— fueron directamente mencionados en los mensajes. Ambos han evitado entrar en el cuerpo a cuerpo, pero en privado lamentan la actitud del presidente y de su entorno.

Desde la dirección del PSOE, se ha optado por restar importancia al contenido de los mensajes. La portavoz socialista, Esther Peña, calificó las filtraciones como una “intromisión vergonzosa en la privacidad del presidente” y atribuyó su publicación a una campaña de desestabilización promovida por la derecha. Desde la formación socialista señalan que «no apuntan» a la UCO la revelación de los mensajes de Sánchez y apela a que se conozca su origen.

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La publicación de los mensajes ha sido recibida con contundencia por la oposición. La portavoz del Partido Popular, Cuca Gamarra, ha señalado que estos intercambios demuestran que Sánchez estaba al tanto de los movimientos en torno al caso Koldo y que usó el cese de Ábalos como maniobra para tapar la corrupción.

Gamarra declaró: “Los españoles merecen saber qué sabía el presidente y por qué ha estado protegiendo a su exministro hasta ahora.”

El miedo a la revelación de más mensajes

Según fuentes del partido, Moncloa es plenamente consciente de que Ábalos conserva una gran cantidad de mensajes, notas internas y conversaciones que podrían comprometer a otros miembros del Gobierno. Este arsenal le otorga al exministro una capacidad de presión que ahora, en pleno ocaso de su carrera política, podría utilizar si se siente traicionado o perseguido.

Por su parte Ábalos guarda silencio y de momento no ha querido pronunciarse al respecto, aunque todas las miradas apuntan a que habría sido él quien ha filtrado los mensajes de WhatsApp con Pedro Sánchez .

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La estrategia del Gobierno de no culpar a Ábalos busca desactivar una bomba que podría tener consecuencias devastadoras. Sin embargo, el silencio institucional solo ha alimentado la sospecha de que el exministro guarda secretos que, si salieran a la luz, pondrían en jaque la estabilidad de Pedro Sánchez y su Ejecutivo.

Mientras tanto, la filtración de los WhatsApp entre Sánchez y Ábalos sigue generando titulares, análisis y preocupación puesto que en los próximos días irán saliendo más mensajes que afectan incluso a contratos de obras públicas.

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