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El futuro de la santería, a la espera del análisis de los productos de los que se incautó la Policía Municipal

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Aceites de culebras, restos de tiburón, jabones con imágenes de santos, extractos de garrapatas, jalea africana o decenas de brevajes para atraer un amor, dinero o un trabajo. Productos como estos son los que se vendían en la santería que los agentes de la Unidad Integral de Ciudad Lineal consiguieron desmantelar a finales del mes de septiembre.

Investigando la santería
Cuando este cuerpo de policía llevó a cabo una inspección rutinaria en esta establecimiento descubrió productos esotéricos y rituales que, de entrada, presentan un pésimo aspecto, y al parecer no disponen de registro sanitario ni mercantil. Se incautaron de unos 600 productos que están siendo analizados actualmente en un laboratorio para comprobar la peligrosidad de los mismos. El establecimiento, situado en el número 41 de la calle Maximiliano, se encuentra a día de hoy bajo una orden de clausura temporal.

Ha sido cerrado al público y su actividad se ha paralizado, pero todavía no se ha precintado, pues la Policía Municipal continúa con el análisis de la mercancía. Cuando se demuestre el grado de peligrosidad de la misma, se actuará de una manera u otra. Si los 600 productos resultan nocivos para la salud, la actividad que se ha llevado a cabo en esta santería se consideraría delito. Si finalmente no lo son, se trataría simplemente de una denuncia administrativa. Y es que un papel importante en la tramitación de esta gestión lo llevan a cabo los clientes de esta santería que, aunque también hay españoles, son en su mayoría inmigrantes.

Según aseguran fuentes policiales, todavía no ha llegado ninguna denuncia de alguna persona acerca del nocivo consumo de estos productos. Si en algún momento se recibieran las quejas de algún consumidor, todo el trámite cambiaría y tomararía un cariz más serio.

¿Rituales naturales?
Por su parte,  la dueña de la santería, una mujer de origen extranjero, asegura que nunca mandaba ingerir estos productos, pues se trata de artículos que se usan en rituales sobre objetos como velas, santos… Sin embargo, lo cierto es que en el prospecto de muchos de ellos se puede leer que el consumo se realiza por vía oral, nasal, cutánea o incluso vaginal.

Lo que se ha conseguido saber es que estas pócimas, cremas, jabones y demás productos son de origen caribeño, latitud de gran tradición esotérica.

Análisis exhaustivo
Además de comprobar el riesgo  que pueden ocasionar estos productos a la salud humana, también se está llevando a cabo un análisis sobre especies protegidas de animales. Al parecer, ninguno de estos artículos ha pasado por los controles que establece el convenio Cites (Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre). Un argumento más que se vuelve contra la santera, dueña del establecimiento.

Según la versión policial, todos estos productos se han vendido, durante el poco tiempo que ha tenido actividad esta santería, con finalidad curativa; y sólo este hecho ya incumple la Ley del Medicamento del Ministerio de Sanidad.

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