Una «evaluación rápida de riesgo» por «las implicaciones para España del aumento de casos y brotes de sarampión a nivel mundial y europeo» ha sido llevada a cabo por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad. Desde el año 2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado al país libre de esta enfermedad; sin embargo, los acontecimientos en Estados Unidos, impulsados por movimientos ultras que se oponen a las vacunas, y los sucesos en el entorno europeo, especialmente en Marruecos y Rumanía, sugieren la necesidad de extremar las precauciones. «Es probable que la exposición de la población residente en España al virus del sarampión, ya sea en nuestro país o durante viajes internacionales, continúe en aumento, dado el incremento de casos observado a nivel global y especialmente en naciones vecinas», indica el ministerio, que subraya la importancia de mantener capacidades elevados para la detección de casos y de implementar medidas de salud pública de manera temprana en nuestro territorio.
Prácticamente olvidada era la enfermedad del sarampión, o al menos en evidente descenso en los países desarrollados desde la implementación de la vacuna triple vírica, pero a partir de finales de 2022, a nivel global, se ha registrado un notable incremento en los casos y brotes, el cual se mantuvo en 2023, así como el año anterior y en el inicio de este 2025. De hecho, a finales del mes pasado en España se habían reportado nueve brotes con un total de 110 casos relacionados, que representan casi la mitad de todos los diagnosticados en 2024.
Nuevos casos detectados
El año anterior, Sanidad informó que en los países que componen la Unión Europea y el Espacio Económico Europeo, los cuales pertenecen al Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), se registraron 16.510 casos de sarampión y se confirmaron 12.447. Rumanía se destacó como el país más impactado, ya que el 72,9 % de los casos se reportaron allí. Por otro lado, en Marruecos, en la vecindad sur del continente, se declaró un brote en 2023, que hasta la fecha del 23 de enero acumulaba 24.474 contagios registrados y 116 decesos.
Es evidente la movilidad en ambas direcciones con estos países, ya que España recibe el mayor número de inmigrantes de Rumanía, y Marruecos, además de compartir una frontera, ocupa el segundo lugar. Por esta razón, las autoridades sanitarias presumen que «mientras persista la alta incidencia en ciertos países de nuestro entorno, es probable que sigan surgiendo casos y brotes en la población que no tenga inmunidad contra la enfermedad». Además, los especialistas del CCAES afirman que es necesario intensificar los esfuerzos para alcanzar una cobertura de vacunación superior al 95 % con ambas dosis en todas las comunidades. Subrayan la relevancia de continuar aplicando estrategias de vacunación orientadas a grupos poblacionales con características que dificultan lograr coberturas adecuadas.
Respecto al sistema de salud en sí, las recomendaciones se enfocan en la identificación temprana de los casos sospechosos y en un diagnóstico de laboratorio ágil, preferiblemente con caracterización genética, así como en las acciones de protección, especialmente entre los profesionales de la salud, para prevenir casos secundarios.
La probabilidad de conexión entre una alimentación deficiente y escasa actividad física en la transmisión del sarampión
En el año 2019, Estados Unidos padeció un brote de sarampión y, en lo que va de 2023, ha contabilizado al menos 308 casos de infecciones, superando así los 285 del total del año pasado, 2022. Según algunas fuentes, se reportan tres decesos; sin embargo, oficialmente se confirma el de un adulto no vacunado en Nuevo México y el de un niño en el condado de Gaines (Texas), donde reside la comunidad menonita que ha experimentado alrededor de doscientos contagios. Esta es la primera fatalidad ocasionada por esta enfermedad en el país en la última década.
Robert F. Kennedy Jr., el secretario de Salud y Servicios Humanos de EE. UU. y sobrino del presidente demócrata asesinado en Dallas, discutió el caso durante una entrevista en la cadena Fox News, provocando gran controversia. Comentó que, además de mezclar datos científicos con sus opiniones antivacunas, «es extremadamente complicado que una persona sana muera a causa del sarampión» y añadió que existe «una relación entre aquellos que sufren las consecuencias del sarampión y quienes carecen de una buena alimentación o no siguen un régimen adecuado de ejercicio». En efecto, llegó a mencionar que el oeste de Texas se asemeja a «un desierto alimentario». Sin embargo, aunque admitió que las vacunas «previenen las infecciones», también propagó una variedad de falsedades y verdades a medias. Alabó tratamientos que, en su opinión, ofrecen recuperaciones «casi milagrosas e instantáneas», como el aceite de hígado de bacalao, la leche materna, esteroides o antibióticos. Todas estas propuestas, como es evidente, carecen de respaldo científico o, en el mejor de los casos, tienen efectos marginales para tratar esta enfermedad. Por lo tanto, en ocasiones se vio en la necesidad de reconocer que las vacunas, aunque las describe como una opción «personal», son «recomendables».