La crítica situación del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas obliga a implementar controles de acceso en las terminales

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María Andrea Suárez

Amante de la historia, la política y la literatura. Estudió el máster en Periodismo digital y de Datos de la Universidad Nebrija. Se ha desempeñado como redactora en medios de comunicación como El Nuevo Siglo, Colombia.com, 20Minutos y Republica de las Ideas.

El Aeropuerto Adolfo Suárez -Madrid Barajas ha sido el techo de cientos de ‘sinhogar’ desde hace ya varios meses. Según fuentes sindicales y ONGs, más de 400 personas se alojan en la terminal aérea alegando falta de oportunidades laborales, situación de vulnerabilidad, migración forzada y demás complicaciones que los obligan a pernoctar allí.

La extrema condición en la que se encuentran estas personas han obligado a que Aena, responsable de la gestión de la infraestructura, limite el acceso a las terminales del aeropuerto a pasajeros y acompañantes en horario nocturno, durante las franjas horarias de baja intensidad en la programación de vuelos. La medida indica que, a partir de las 21.00 horas y las 05.00 horas, se cerrará el acceso en cinco puertas de las Terminales 1, 2 y 3 y en otras cuatro de la Terminal 4.

«Podrán acceder a las terminales en estas franjas aquellos pasajeros que porten el documento de transporte (billete o tarjeta de embarque), sus acompañantes tanto de salida como de llegada y los trabajadores del aeropuerto. Estos controles de acceso no suponen el cierre de las terminales, sino que las entradas y las salidas al interior de los edificios estarán limitadas a unas puertas concretas», ha manifestado Aena.

Aunque la decisión pretende poner orden en el aeropuerto, al parecer está anhelada solución aún se ve muy distante. Ante las restricciones, muchas de las personas que pernoctaban en la terminal aérea han optado por pasar la noche en el parking y en los viales exteriores al no poder acceder a las instalaciones del Adolfo Suárez.

Según las cifras ofrecidas por los propios trabajadores del lugar, durante la noche del domingo 25 de mayo y el lunes 25, se contabilizaron hasta 73 personas durmiendo entre la medianoche y las 05.00 horas en estos lugares ubicados en las cuatro terminales.

El acuerdo entre Aena y el Ayuntamiento de Madrid tras meses de acusaciones

La decisión de implementar controles de acceso en Barajas se ha tomado después de varios meses de reproches y cruces de acusaciones entre Aena y el Ayuntamiento de Madrid para poner fin a esta crisis. El alcalde madrileño, José Luis Martínez-Almeida, ha expuesto en varias oportunidades que el problema del ‘sinhogarismo’ en el Adolfo Suárez es competencia del Gobierno central en manos de Pedro Sánchez, palabras que han sido secundadas por el portavoz de la Comunidad de Madrid, Miguel Ángel García y el consejero madrileño de Vivienda, Transportes e Infraestructuras, Jorge Rodrigo.

Todos ellos han argumentado que «no hay una filiación» de las personas sin hogar que duermen en el aeropuerto para que los servicios sociales puedan actuar y han cargado contra «las políticas inhumanas» de Aena y del Ministerio de Transportes. En su defensa, el titular de esta cartera, Óscar Puente, ha afirmado que la situación es responsabilidad del alcalde Almeida y que en Barajas «no hay solicitantes de asilo», sino que «son pobres desatendidos por Madrid».

Pese a todas estas diferencias, Aena y Madrid lograron llegar a un acuerdo para que una entidad social del Tercer Sector sea la que se encargue de identificar a los ‘sin hogar’ alojados en Barajas, censo que se pueda realizar «como muy tarde a lo largo del mes de junio». Inicialmente se ha puesto encima de la mesa la entidad Fresno, aunque aún no está cerrado.

Aena será quien se encargue del coste económico de la identificación, acuerdo que ya había sido adelantado en la comisión técnica con los criterios de la Estrategia Nacional de Sinhogarismo como fondo. También se ha pactado que «se intensifique la periodicidad de las reuniones que mantiene la comisión técnica», que al menos será semanal, unido a que «en cualquier momento en el que pueda haber una discrepancia Aena y Ayuntamiento de Madrid se puedan sentar directamente, la presidencia y la alcaldía, para poder dar solución a esa controversia y a la situación de las personas que se encuentran en Barajas».

El Ayuntamiento de Madrid, por su parte, mantendrá los equipos de intervención social simultáneamente a ese proceso de individualización de las personas que allí se encuentran. Almeida ha recordado que el Consistorio ya monitoriza a 105 personas, de las que sólo 14 han accedido a acudir a los recursos sociales municipales.

Los problemas en Barajas

El consumo de drogas es una de las principales preocupaciones del personal de seguridad del aeropuerto y los trabajadores. Objetos peligrosos como papelinas, jeringuillas y restos de estupefacientes han sido encontrados con frecuencia en lugares como pasillos, baños, escaleras de emergencia y zonas de embarque.

Sindicatos han alertado que algunos de los ‘sinhogar’ tienen problemas de drogadicción y están enganchadas con sustancias como la heroína, la cocaína y la metadona. En algunos casos, se les ha visto consumir en grupo o en soledad.

A esto se suman las condiciones insalubres en los que se encuentran algunos sectores del aeropuerto donde los fuertes olores a disolvente y orina son el pan de cada día para los trabajadores de limpieza que denuncian, entre otras cosas, que han hallado restos de sangre, condones, basura acumuladas y demás elementos escatológicos en los baños. Por tal razón, a veces tienen miedo de acudir a estos espacios ante el riesgo de que algo les pueda ocurrir.

Este temor se extiende también a los vigilantes de seguridad de Barajas. Algunos de estos trabajadores han tenido que ser dados de baja tras sufrir ataques reiterados por parte de las mismas personas y, en ese sentido, empleados de distintas áreas han comenzado a buscar soluciones para protegerse como el porte de espráis y otros objetos de defensa personal.

La prostitución dentro de Barajas también ha sido una situación confirmada por varios empleados y miembros de asociaciones benéficas. En mucho casos, la práctica se ejerce como una forma de supervivencia a cambio de dinero, botellas de alcohol, drogas, mantas y lugares cómodos para dormir. Pero no solamente involucra a los ‘sintecho’, también se ha conocido que algunos pasajeros u otros usuarios del aeropuerto han aprovechado la vulnerabilidad de estas personas para conseguir favores sexuales. Los baños, las escaleras mecánicas desactivadas y los pasillos sin cámaras son los lugares más frecuentemente utilizados para estos encuentros.

Como si eso fuera poco, se han reportado plagas de chinches, pulgas y cucarachas en zonas como mostradores, mesas, áreas de facturación e incluso los baños, que algunos empleados evitan por completo debido a la presencia constante de insectos. Desde Aena aseguran que “la situación está bajo control” y que las tareas de limpieza e higienización son constantes, tanto por la noche como cada mañana.

Los sindicatos y empleados discrepan de estas declaraciones pues han asegurado que todas estas problemáticas que enfrentan día a día en el aeropuerto Adolfo Suárez han generado un estrés psicológico que va deteriorando su bienestar mental.

Más allá del drama humano de los ‘sinhogar’ en Barajas, la situación genera riesgos sanitarios y de reputación internacional. Cientos de turistas han denunciado en redes sociales los problemas visiblemente presentes en la principal terminal aérea de España que les han causa miedo o incomodidad en una experiencia que debe ser, en pocas palabras, maravillosa.

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