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En el barrio Virgen del Cortijo se mastica el polvo desprendido por dos fábricas de hormigón

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Nunca imaginaron los vecinos de Virgen del Cortijo, lo que les esperaba cuando decidieron instalarse en el barrio, hace aproximadamente 31 años. Por entonces, este rincón del distrito de Hortaleza, era  prácticamente un descampado y sólo contaba con unas cuantas viviendas. Casi al mismo tiempo de que los vecinos comenzaran su vida por estas calles, comenzaba también la actividad de una fábrica de hormigón (Hormicemex) en la Avenida de Manoteras. Rondaba la década de los 70, y fue entonces cuando comenzaron los problemas. El trabajo en este tipo de factorías supone un continuo desprendimiento de partículas en suspensión que contaminan y cargan el ambiente. Todo lo que hay alrededor de ellas termina cubriéndose por un manto de polvo: los coches que se encuentran estacionados en el lugar, el mobiliario urbano, el asfalto de las calles…

A pesar de que las autoridades competentes aseguraron por entonces la retirada de la fábrica en nueve meses, todavía a día de hoy continúa en plena actividad. Y el paso de los años, lejos de ir solucionando el problema, no ha hecho más que empeorarlo. En 1985, unos metros más arriba, también en la Avenida de Manoteras, se instalaba una segunda fábrica con las mismas características, TARMAC.

Desde entonces, las quejas de los vecinos por las circunstancias en que viven no han hecho más que ir  en aumento.

La vida diaria en Virgen del Cortijo
Para los 10.000 vecinos afectados que residen en el barrio, abrir las ventanas de su casa, significa dejar paso a un oxígeno cargado y contaminado. Sin olvidar a los 8.000 madrileños que acuden a la zona todos los días a trabajar, y que también respiran ese aire espeso que cubre el cielo de Virgen del Cortijo.
Las dos fábricas de hormigón trabajan a un ritmo frenético; y el ir y venir de camiones  y hormigoneras que transportan ese material es continuo. Todo ello hace que solamente con estar 5 minutos esperando el autobús en su parada, uno tenga la sensación de estar “masticando” polvo.

Los vecinos del barrio aseguran que su salud ha ido empeorando. Enfermedades como el asma, la insuficiencia respiratoria, y la conjuntivitis han empezado a hacer mella en algunos de ellos. Y es que, además de los innumerables bloques de viviendas y oficinas que rodean estas dos fábricas, también se encuentran un colegio, un centro de salud y una residencia de ancianos. “No se puede consentir que los niños de este colegio estén respirando el polvo que desprenden las fábricas cada vez que salen al patio”, comenta Marina García, representante de medio ambiente de la asociación de vecinos del barrio.

Cualquier movimiento en la zona levanta una polvareda asfixiante, los días de lluvia se crean auténticos barrizales; y hay tanto polvo desprendido en las  calles que se atasca el alcantarillado público, al parecer producto de la solidificación del propio cemento.

Soluciones que no llegan
Más de 30 años, es lo que llevan luchando estos vecinos del distrito para que ambas fábricas sean trasladadas a otro lugar. En el año 2003 estuvieron cerca de conseguirlo. La factoría Hormicemex, (la más antigua de las dos) firmaba un convenio con el Ayuntamiento para ser desplazada al polígono industrial de Fuencarral. Después de casi cuatro años continúa en Hortaleza, y en funcionamiento como el primer día, sumando a esto las malas condiciones en que se encuentran las instalaciones de la propia fábrica.

A pesar de los intentos fallidos, los vecinos continúan con movilizaciones y protestas para que sus peticiones sean escuchadas y atendidas de una vez por todas.

Según declaró a este periódico Marina García, la Fiscalía de Medio Ambiente denunció por lo penal, en el año 2004, a ambas fábricas por contribuir a altos grados de contaminación acústica y medioambiental. Además, el vecindario cuenta con el incondicional apoyo de la Policía Municipal del distrito,  a la que agradecen el buen trabajo y esfuerzo que reciben de su parte.

La Junta Municipal de distrito, consciente del problema en todo momento, ha solicitado en varias ocasiones el traslado de la más vieja de las fábricas. Pero tal petición tampoco surte efecto, las dos cementeras continúan en el mismo lugar de siempre. Y aunque algunos vecinos afectados se han visto obligados a abandonar el barrio por las afecciones causadas, los que quedan, que son muchos, seguirán peleando para que esta situación termine cuanto antes. Virgen del Cortijo, acoge, este último tiempo, las obras de construcción de un gran centro  de ocio que albergará hasta 20 salas de cine. Un proyecto que hará de este barrio uno de los centros neurálgicos del distrito. Y si lo que se ha pretendido con la construcción del nuevo barrio de Sanchinarro y de este centro comercial, es hacer de Hortaleza un distrito completo, acogedor y que ofrece posibilidades a los madrileños, no se debería echar a perder por los “malos humos” de estas dos fábricas.

 

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