Cuando Juan Rodríguez, conocido popularmente como Domingo de Triana, la madrugada del 12 de octubre de 1492 vio a lo lejos la isla Guanahaní (San Salvador) y gritó «¡Tierra, tierra a la vista!», la historia de la humanidad cambió para siempre. La Madre Patria, por medio del almirante Cristóbal Colón, había conseguido realizar una de las mayores gestas que la historia ha conocido: El descubrimiento de América.
Aquellos héroes fueron la vanguardia del nacimiento de la Hispanidad. A partir de entonces, España inició una labor titánica para conquistar, evangelizar y civilizar aquellas tierras que dieron como resultado la mayor unión de razas y culturas que jamás ha conocido el hombre. Un proyecto titánico que tiene en la figura de Isabel La Católica a su principal impulsora. No podemos concebir tan magna hazaña sin la madre de España. Gracias a su apuesta personal por el proyecto de Colón, la España que nacía de esa ardua Reconquista presentó sus credenciales a las grandes potencias de la época descubriendo un Nuevo Mundo.
Nadie puede negar que España aportó a la cultura occidental su mayor joya: América. Su obra civilizadora por las tierras del Nuevo Mundo es una gesta sin parangón. Una hazaña que, a día de hoy, ninguna otra nación ha podido realizar. Y todo ello gracias al heroísmo y al sacrificio de sus hombres y mujeres que abandonaron todo y se lanzaron a la aventura de descubrir un mundo desconocido. Así los define Juan Domingo Perón:
“Eran un puñado de héroes, de soñadores desbordantes de fe. Venían a enfrentar lo desconocido; ni el desierto, ni la selva con sus mil especies, donde la muerte aguardaba el paso del conquistador, en el escenario de una tierra inmensa, misteriosa, ignorada y hostil”.
Fue esa España prodigiosa de Isabel y Fernando, Colón, Ponce de León, Núñez de Balboa, Juan de la Cosa, Hernán Cortés, Oñate, Hernando de Soro, Pizarro, Valdivia, Orellana, Cabeza de Vaca, Coronado, Quesada, entre muchos más, la que dio la gloria eterna a esta nación que parece que ahora se desmorona. Por eso, hoy más que nunca, orgulloso de los padres de América y de la gesta inigualable de nuestros antepasados. Hoy más que nunca, orgulloso de ser español.
Jesús Ángel Rojo